El rol geoestratégico de Ucrania
Ante la dramática guerra en Ucrania, la geoestrategia -el manejo de los intereses geopolíticos- puede ayudarnos a explicar, aunque no justificar, algunas posiciones y acciones tomadas por Rusia y los Estados Unidos.
Según el inglés Halford Mackinder (1861-1947), considerado uno de los fundadores de la geoestrategia, una gran potencia marítima (el imperio británico) y una gran potencia continental (el imperio ruso) competían por el dominio de Eurasia. Ante este enfrentamiento, Mackinder afirmaba -simplificando y en términos actuales-, que “quien controla Europa del Este controla Eurasia, quien controla Eurasia controla el mundo”.
En línea con Mackinder, para el exasesor de seguridad del presidente norteamericano Jimmy Carter (1977-1981), Zbigniew Brzezinski, este enfrentamiento por el dominio de Eurasia continúa, siendo hoy EE.UU. la gran potencia marítima. Pero la gran potencia continental no sería sólo una -como lo fue el imperio ruso-, sino que serían dos: Rusia y China.
Para Brzezinski el principal trofeo geopolítico para EE.UU. sigue siendo Eurasia, agregando que la primacía global de EE.UU. depende directamente de cuanto tiempo y que tan efectivamente pueda sostener su preponderancia allí. Eurasia es entonces el tablero de ajedrez en donde se jugará por la primacía global. Pero Brzezinski dice que Europa del Este no es hoy la única, sino una de tres regiones geográficas desde donde se puede basar el dominio sobre Eurasia. Las otras dos se encuentran al Sur y al Este del continente asiático.
Pero para Rusia, Europa del Este sigue siendo la geografía clave en su disputa por Eurasia. Por ello, el avance de la OTAN y de la UE (Unión Europea) hacia el Este europeo ha sido un proceso que causó suma preocupación en Moscú. Con el avance territorial de la OTAN y la UE, avanzaron también los intereses geopolíticos de EE.UU.
Este avance de Occidente, hace que Ucrania tenga hoy para Rusia un rol geopolítico de crítica importancia. En términos geopolíticos Ucrania es, por su ubicación geográfica, lo que se denomina un país “pivote”. Esto quiere decir, según Brzezinski, que puede tener un rol preponderante en dar acceso a ciertas áreas geográficas críticas, o en privar de recursos, a alguna potencia importante. Un país “pivote” puede también actuar como un escudo defensivo para una gran potencia. En el caso de Ucrania, su independencia bloqueó en gran parte el acceso de Rusia a los mares cálidos -Negro y de Azov-. A su vez privó de recursos a Rusia en materia de carbón, gas -la segunda reserva en Europa después de Noruega-, y de importantes capacidades industriales, de uso civil y militar. También cumple con la tercera premisa: la de poder actuar como un escudo defensivo para Rusia frente a la OTAN.
Siguiendo este razonamiento geoestratégico, Rusia debería primero buscar mantener a Ucrania como un escudo defensivo ante Occidente, evitando que se incorpore a la OTAN. Lo segundo debería ser procurar el reconocimiento formal de su dominio sobre el Donbass -acceso a recursos-. Lo tercero sería lograr retener lo más posible del área costera que va de Crimea hasta el Donbass -acceso a los mares cálidos-.
El gran politólogo francés Raymond Aron, quien apreciaba varias ideas de Mackinder, advertía que este tipo de análisis en base a esquemas geográficos, y que pretende ser científico, muchas veces se ha transformado en una ideología para justificar conquistas territoriales. Desgraciadamente, parece seguir teniendo razón.