El vicepresidente que juega a ser "canciller"
En la práctica Amdo Boudou ocupó el rol de embajador de la Argentina en el mundo ya que Cristina Kirchner relegó a un segundo plano esa función
Sumergido en una dura batalla judicial tendiente a salvar su pellejo y su alicaída imagen, Amado Boudou se dedicó en los últimos tiempos a jugar el papel de una suerte de canciller encubierto.
En la práctica el vicepresidente ocupó el rol de embajador de la Argentina en el mundo ya que Cristina Kirchner relegó a un segundo plano esa función. Así, a Boudou se lo ve muy activo en el campo diplomático. Este papel de Boudou incluye la realización de viajes o invitaciones a los que no concurre la Presidenta, la recepción de las cartas credenciales de embajadores extranjeros y hasta el asesoramiento a delegaciones de otros países.
Sin ir más lejos, ayer, cuando José Capdevila, el testigo clave de la causa Ciccone anunciaba que se iba del país tras recibir amenazas, Boudou recibía por más de dos horas al nuevo embajador de Chile, Marcelo Díaz.
El joven embajador socialista que tiene muy buena llegada a la presidenta Michelle Bachelet visitó al vicepresidente para una charla a "agenda abierta". En su despacho del Senado Boudou hizo gala de su experiencia como propulsor de la idea de estatizar el sistema privado de jubilaciones de AFJP en la Argentina. Según pudo saber LA NACION, el embajador chileno escuchó a un entusiasmado Boudou recetar lo que a su entender fue "uno de los mejores aciertos del Gobierno" kirchnerista como fue la estatización de los fondos de pensión que como entonces titular de la Anses promovió durante el primer gobierno de Cristina Kirchner. El embajador Díaz lo escuchó atento ya que en Chile la presidenta Bachelet promueve una reforma similar a la que hizo la Argentina.
Las actuaciones que Boudou más disfruta sin duda parecen ser los viajes e invitaciones que Cristina Kirchner desecha
Pero el traje de "canciller" que se colgó Boudou no terminó allí. Ayer por la mañana, el vicepresidente recibió a un grupo de parlamentarios mexicanos con quienes avanzó en la preparación de la primera reunión interparlamentaria argentino-mexicana que se constituirá en agosto en México.
Boudou recibió al presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara de Diputados mexicana, Eloy Cantú Segovia (PRI) y a los diputados Adriana González Carrillo (PAN), Fernando Zárate (PRD) y María del Carmen García (PRI), entre otros. También estaba la embajadora argentina en México Patricia Vaca Narvaja.
"Hablamos de todos los temas de la integración entre México y la Argentina y Boudou se mostró muy seguro en el manejo de los temas comerciales", comentó una fuente confiable que participó del encuentro. No es la primera vez que se lo ve entusiasmado al vicepresidente. Aunque a veces los temas que aborda Boudou con un representante extranjero no necesariamente pasan por las relaciones diplomáticas.
Un destacado embajador latinoamericano comentó hace poco tiempo a LA NACION una anécdota que grafica el lugar que le otorga Boudou a las relaciones exteriores. En una larga y tediosa entrega de cartas credenciales a una veintena de embajadores extranjeros, Boudou cruzaba unas pocas palabras con cada uno de los delegados diplomáticos para acotar el encuentro. Sin embargo, cuando le llegó el turno a un embajador que es amante de las motocicletas sacó el tema predilecto del vicepresidente para "desacartonar" la reunión. Boudou le dedicó un largo monólogo de motores y rutas durante 20 minutos hasta que el personal de protocolo tuvo que interrumpirlo porque afuera del despacho aguardaban más de diez embajadores para estrecharle la mano al vicepresidente en la entrega de cartas credenciales.
Claro que limitar el papel de Boudou a un simple cuento de motos sería reducir lo que aspira a hacer con su función de canciller en las sombras. Se sabe que el vicepresidente también opina e intercambia datos con dirigentes camporistas de la Cancillería sobre misiones comerciales, nuevos mercados por explorar y sobre los más variados temas de la realidad internacional.
La ley le permite al vicepresidente entregar cartas credenciales de embajadores y entablar diálogo con diplomáticos
Pero las actuaciones que Boudou más disfruta sin duda parecen ser los viajes e invitaciones que Cristina Kirchner desecha.
El jueves 8 de mayo, Boudou participó en Costa Rica de la asunción del presidente Solís en representación de la Presidenta. Tres días más tarde desembarcó en la ciudad de Doha, en Qatar, para participar del XIV Foro Internacional al que acuden funcionarios de distintos países para trabar relaciones comerciales. Quizás este año el vicepresidente supere los 15 viajes que hizo el año pasado.
¿Se excede Boudou en sus funciones diplomáticas? Nada de ello. La ley le permite al vicepresidente entregar cartas credenciales de embajadores, hacer viajes oficiales cuando la Presidenta no concurre y entablar diálogo con diplomáticos. Pero Boudou sobreactúa en su papel de canciller encubierto. En los últimos tiempos esta función le valió para disimular tanto vacío que le hizo la Casa Rosada y los duros golpes que recibió de la oposición por su complicada situación judicial. También inconscientemente le sirvió para mostrar una vez más que por donde pasa deja mantos de sospecha.
Según documentos del Senado que publicó LA NACION, el vicepresidente gastó, sólo en concepto de viáticos para sus comitivas, más de $ 3 millones durante 2012. A su vez, la Cámara alta autorizó gastos de entre $38.000 y $140.000 por recorridos que no estuvieron en la agenda del vicepresidente: es decir, visitas que jamás hizo Boudou pero en donde aparentemente se cobraron los viáticos.
No suenan nada extrañas estas irregularidades en el vicepresidente. Si desde el Ministerio de Economía Boudou habría recaído en oscuras maniobras para salvar de la quiebra a la ex imprenta Ciccone según lo investiga la justicia, cómo no actuaría igual de sinuoso con su traje prestado de canciller.
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