Elon Musk, el emprendedor que quiere revolucionar la industria y llevar a la humanidad al espacio
Conocido como "el Iron Man de la vida real", este millonario impulsa desarrollos que van de la energía solar a los cohetes reutilizables
Se lo puede oír hablar de vida multiplanetaria, naves espaciales reutilizables y sistemas energéticos que revolucionarán el mundo en los próximos quince años. También es posible observarlo en un video de YouTube utilizando sus propias manos para voltear, agrandar y achicar el diseño 3D de uno de los componentes de sus cohetes. Millonario y buen mozo, empresario y filántropo con unos pequeños toques de celebridad, no faltan incluso los rumores que lo relacionan con las estrellas más codiciadas del espectáculo a nivel mundial.
Basta esta sintética presentación para entender por qué se dice que Elon Musk es "el Iron Man de la vida real". Consciente de las comparaciones, se prestó incluso para hacer una breve aparición en la segunda parte de la saga: allí puede vérselo estrechar la mano de su álter ego en el mundo de la ficción, personificado por el actor Robert Downey Jr. Y hasta los creadores de la serie South Park lo incluyeron en uno de sus capítulos.
Razones para la fama no le faltan. Sus emprendimientos SpaceX, Tesla y SolarCity se proponen revolucionar las industrias aeroespacial, del transporte y de la generación eléctrica a partir de una mirada tan novedosa como disruptiva en cada una de esas áreas.
Las dos últimas van de la mano. Musk apuesta a que la energía solar se convierta en una de las fuentes energéticas predilectas de los hogares de aquí a unos veinte años. Su visión no sólo está sustentada sobre principios ecologistas -aspecto que, en realidad, no parecería ser trascendente en sus razonamientos-, sino también, y sobre todo, en que el acervo de hidrocarburos sobre el que se sostiene la mayor parte de nuestro sistema energético tiene fecha de vencimiento.
Es por eso que no sólo promueve la adquisición de paneles solares como fuente de energía eléctrica industrial y hogareña a través su empresa SolarCity, sino que, en forma paralela, apuesta fuerte por el desarrollo del automóvil eléctrico con su marca Tesla.
Para los dos modelos que ya están en el mercado, Musk asegura haber aplicado mucho de lo que viene aprendiendo en materia de construcción de cohetes. Se trata, según dice, del único coche con chasis y carrocería de aluminio fabricado en los Estados Unidos como una manera de equilibrar con ese material liviano el enorme peso del paquete de baterías que lo alimenta.
"El plan de Tesla está pensado en tres pasos. Primero, desarrollamos un auto caro de bajo volumen de ventas -el Tesla Roadster-; el segundo fue un auto con precio y volumen promedio -el Tesla S-, y el tercero, cuya salida está estimada para 2016 o 2017, deberá tener un precio bajo y un gran volumen de ventas", explicaba en una entrevista para TED realizada a principios de 2013.
Mirar más allá del horizonte
Sudafricano de nacimiento, vivió en Canadá y luego se trasladó a los Estados Unidos, en donde estudió física y administración de empresas. No muchos años después y motivado por un afán de buscar metas que trasciendan el horizonte más próximo -una especie de don que, asegura, lo acompaña desde pequeño-, fundó PayPal, un célebre emprendimiento que revolucionó la manera de hacer transacciones por Internet y que vendería en 2002 a eBay por 1500 millones de dólares.
Ya sin el apuro por triunfar y hacerse rico, Musk decidió dar rienda suelta a su don de visionario e invertir en proyectos relacionados con el futuro de la humanidad, capaces de resolver problemas que, tal vez hoy, no nos parezca que califiquen como tales.
La masificación del automóvil eléctrico, el desarrollo de la energía solar como fuente energética de gran alcance e, incluso, la posibilidad de explorar otros planetas y hasta de colonizar Marte son, a su entender, pinceladas de un mundo futuro más excitante y cargado de posibilidades aunque no desprovisto de potenciales peligros (ver recuadro). Un mundo en el que, por cierto, está todo por hacerse. Por esa razón, el rendimiento económico de todos sus proyectos es, por ahora, modesto. Así y todo, le apostó a un amigo que para 2030 la energía solar será una de las fuentes energéticas predilectas de la raza humana. A pesar de los altibajos financieros, el empresario continúa convencido de que es sólo cuestión de ir preparando el camino y esperar?
De desechables a reciclables
En la mencionada charla de TED, Musk cuenta, jocoso, un chiste sobre sí mismo: "¿Sabes cómo hizo ese tipo para ganar una pequeña fortuna en la industria aeroespacial? Perdiendo una bien grande."
Sin embargo, también en el caso de SpaceX, Musk parece saber lo que hace. A la hora de ingresar en el negocio, partió de una premisa provocadora: todos nuestros medios de transporte son reutilizables, a excepción de los cohetes, razón por la cual la actividad resulta tan costosa. ¿Qué destino hubiera tenido la aeronavegación comercial si, después de cada viaje, tuviera que desecharse un Boeing?, se preguntaba hace un tiempo en una nota periodística para The New York Times. "Los cohetes se pierden al desprenderse. Las partes reutilizables necesitan de un equipo de miles de personas y nueve meses de trabajo para ser usadas en un nuevo vuelo", expresó para TED.
Por esto es que el empresario se propone pasar de un sistema de cohetes prácticamente desechables como el actual a otro de naves reciclables, impulsando un mecanismo por el cual cada parte que se desprenda de cada cohete una vez que despegue vuelva a la plataforma de lanzamiento y esté lista para lanzarse otra vez en cuestión de horas. Una vez logrado este objetivo, los costos del proceso se reducirían algo así como cien veces y el sueño de una vida multiplanetaria estaría más cerca de hacerse realidad.
Las simulaciones que pueden verse en Internet sobre estos cohetes que prometen revolucionar la industria aeroespacial son fascinantes. La vida real, por el momento, dista de ser igual de ideal. Hace pocas semanas, SpaceX lanzó al espacio una cápsula que enviaría suministros a la Estación Espacial Internacional. El cohete que la impulsó debía volver a la plataforma de lanzamiento. La primera fase se logró con éxito; la segunda fracasó en el tramo final: el cohete volvió a la plataforma, pero acabó estrellándose en ella antes de aterrizar.
En paralelo, SpaceX construye tanto cohetes como naves y cuenta a la mismísima NASA entre sus principales clientes, en parte, por haber logrado reducir el costo de la construcción de cohetes en un 75 por ciento. La larga lista de innovaciones de SpaceX es un secreto guardado bajo siete llaves que prefiere no arriesgarse a revelar en el proceso de patentarlas. "Dado que nuestros principales competidores son los gobiernos, la efectividad de las patentes en nuestro caso es cuestionable", asegura.
No lo pensó así en el caso del automóvil eléctrico, en donde sí espera con ansias mayor nivel de competencia capaz de imprimirle un shock de vitalidad a una industria que todavía carga con el estigma de padecer un escaso nivel de autonomía. Musk, mientras tanto, sigue construyendo enormes fábricas de baterías apostando a ese futuro en el que los automóviles tradicionales comiencen a perder la pulseada.
Con dos matrimonios fallidos y cinco hijos -mellizos y trillizos- este emprendedor serial admite que trabaja muchísimo. Quienes lo conocen deslizan por lo bajo que, en efecto, no es empresa sencilla seguirle el ritmo: lo tildan, incluso, de arrogante, exigente y hasta dictatorial, capaz de recriminarles a los empleados por no trabajar extra lo suficiente, o de despedir a quien lo contradiga o no sea capaz de responder a sus requerimientos en las reuniones de trabajo.
Es que, para Elon Musk, prácticamente no hay imposibles cuando de emprender e innovar se trata. Cuando le preguntan por su secreto a la hora de atreverse a emprender sin escalas, asegura no tenerlo tan claro, aunque arriesga alguna hipótesis: "Trabajo muchísimo -aseguró en la ya mencionada entrevista-. Y me baso mucho en los principios de la física. La física nos lleva a tratar de descubrir cosas nuevas, contrarias a la intuición. Hay que reducir las cosas a sus bases fundamentales y empezar a razonar desde ahí en lugar de trabajar por analogía, que, básicamente, implica copiar lo que otros hacen con pequeñas variaciones".
Musk propone cuestionar la lógica y la comodidad de ir sobre seguro, ya sea a la hora de emprender o de buscar soluciones a los grandes problemas de la humanidad. Su larga lista de proyectos lo avalan. Tal vez no sea mala idea aceptar el desafío.