Empresarios K: negocios de la mano del poder
Obras públicas, multimedios, casinos y petróleo son algunos de los rubros en los que están haciendo fortuna hombres de negocios muy cercanos al Presidente Por Alfredo Sáinz
Las historias acerca de cómo un pequeño emprendedor, de un día para el otro, levanta un imperio económico y gana millones de dólares, siempre tienden a sonar un poco remanidas o hasta artificiales en Argentina. No es porque en el país no existan casos parecidos, pero a nivel local este tipo de fortunas instantáneas no se sustentan, generalmente, en una idea genial o en la invención de un producto novedoso, sino más bien en la capacidad de hacer negocios con los gobiernos de turno.
Al menos en este punto, el presidente Néstor Kirchner no parece muy distinto de sus antecesores, ya que al igual que en los denostados 90, que vieron nacer y crecer a varios grupos económicos, los cuatro años de administración K fueron suficientes para el surgimiento o la consolidación de nuevos y poderosos empresarios, a los que los une la buena relación con el Poder Ejecutivo y la Patagonia como principal base de operaciones.
Si bien en la mayoría de los casos cultivan un muy bajo perfil y le rehúyen a la ostentación típica de los 90, el póker de ases que forman Lázaro Báez, Cristóbal López, Rudy Ulloa y, en otra dimensión, Enrique Eskenazi, es la mejor prueba de que, por más que el presidente Kirchner públicamente critique todos los días a los empresarios que sólo buscan ganar plata, en la era K también es posible pasar a ser multimillonario trabajando como socio, contratista o proveedor del Estado. O contando con la protección y el sponsoreo oficial para ampliar los negocios a escalas mundiales.
De punto a banca
Muy a su pesar, en las últimas semanas, el nombre de Cristóbal López comenzó a circular con fuerza en los medios nacionales, como producto de la millonaria compra del Casino Flotante de Puerto Madero y las protestas de los trabajadores que se oponen a su ingreso cortando las calles de Palermo.
Cristóbal López no es santacruceño, pero apenas por unos pocos kilómetros. El empresario nació en Comodoro Rivadavia y hoy cuenta con negocios en gran parte del país, incluyendo la provincia natal del presidente Kirchner, en un espectro tan amplio que abarca desde la búsqueda de petróleo hasta la recolección de residuos, pasando por el transporte, la construcción y la venta de aceite de oliva.
El debut de López en el mundo de los negocios se produjo en forma imprevista cuando, en un accidente de tránsito, fallecieron sus padres y, con apenas 19 años, debió hacerse cargo de la empresa familiar dedicada al transporte de cargas, que trabajaba para -entre otros clientes- Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF), la petrolera que entonces era estatal.
Hoy el grupo cuenta con una petrolera propia, Oil M&S, que factura US$ 5 millones al mes y opera en áreas marginales en el sur del país y Brasil. En Comodoro Rivadavia aseguran que su incursión en el negocio petrolero habría contado con el apreciable apoyo del poderoso sindicalista Diego Ibáñez, fallecido en un accidente de ruta en 1993.
En 2001 la provincia de Santa Cruz, gobernada por Kirchner, le otorgó los primeros tres permisos para operar centros de juego. Dos años más tarde, la Lotería Nacional -ya bajo la presidencia de Kirchner- lo autorizó a instalar 150 máquinas tragamonedas en el Hipódromo de Palermo. Fuentes del grupo reconocen que López tiene el 30 por ciento de las acciones de la firma Casino Club que, a su vez, controla las máquinas tragamonedas de Palermo y 17 casinos y bingos distribuidos en Misiones, La Pampa, Mendoza, La Rioja, Tierra del Fuego, Santa Fe, Tucumán y Santa Cruz.
En Comodoro su figura genera respeto pero también algunos reparos acerca del crecimiento explosivo de su patrimonio. "Cristóbal sigue siendo un vecino más que te podés cruzar en cualquier calle, lo que no quita que el origen de su fortuna siga despertando muchas dudas, especialmente para la gente que lo vio crecer en los últimos años", explica un alto dirigente político de la ciudad chubutense que accedió a hablar sobre López con la condición de no revelar su nombre.
Su último golpe se acaba de concretar con la compra del 50 por ciento del casino flotante de Puerto Madero, que hasta ahora era controlado exclusivamente por la empresa española Cirsa, a cambio de un aporte de 100 millones de dólares. La alianza incluye una asociación con Cirsa para explotar juntos el futuro Casino de Rosario, un complejo que podría inaugurarse a mediados de 2009 y que, por licitación, fue adjudicado a López el año pasado.
El ingreso de López en el Casino flotante no estuvo exento de polémicas, ya que los empleados de los dos barcos donde funcionan las salas de juego acusan al nuevo socio de haber impulsado un lock-out patronal para lograr que los trabajadores aceptaran ser traspasados al sindicato de trabajadores marítimos.
"Con la palanca que tiene en el Gobierno, López no sólo quiere desconocer un fallo judicial que determinó que los empleados del casino pertenecemos al Sindicato de Juegos de Azar, sino también modificar la ley del juego en la Capital y avanzar sobre nuevos negocios", denuncia Gastón Plaskowski, delegado de los trabajadores del Casino flotante. Los empleados deslizan que el realineamiento sindical es sólo un primer paso dentro de un plan más amplio que podría incluir la mudanza del casino hacia las instalaciones del Hipódromo de Palermo.
Movilidad ascendente
La historia de Lázaro Báez es una prueba tajante de que la Argentina todavía es una tierra de oportunidades. Su carrera se inició como cadete del Banco de Santa Cruz y hoy está al frente de un grupo económico con inversiones diversificadas en la construcción, la comercialización de neumáticos y el petróleo. La búsqueda de nuevos negocios, sin embargo, en ningún momento lo llevó a descuidar su principal fuente de ingresos, la obra pública, ya que, según la dirigente del ARI, Elisa Carrió, Austral Construcciones -la constructora atribuida a Báez- se adjudicó licitaciones por casi $ 3500 millones en los últimos cinco años.
Báez, que cultiva un perfil extremadamente bajo, continúa viviendo en Río Gallegos, aunque la gran mayoría de los habitantes de la ciudad no le conocen la cara. Hace unos años se mudó a una verdadera mansión ubicada en las afueras de la ciudad. La casa está rodeada por una muralla y, según cuentan, detrás de la empalizada hay más de 2000 cedros azules y cipreses pinos que, según los rumores que circulan en la ciudad, habrían sido trasladados hasta la capital santacruceña en el avión Tango 01.
Al empresario se lo menciona como la cabeza de un grupo que ahora estaría apostando todas sus fichas al negocio petrolero y, de hecho, junto con Cristóbal López, se acaba de alzar con catorce de las quince áreas que licitó la provincia de Santa Cruz.
Sus últimos pasos incluirían una incursión en el rubro de supermercados, para lo cual avanzaría con un proyecto en Caleta Olivia y una expansión de sus negocios a Comodoro Rivadavia, ya que una de sus empresas ganó un contrato para asfaltar 500 cuadras en la principal ciudad de Chubut.
"Lázaro Báez está llegando a Comodoro con este contrato para pavimentar las calles, siguiendo un poco los pasos del propio Kirchner que siempre tuvo a Comodoro dentro de su radio de operaciones. El problema con Báez es que no se sabe a quién representa", explica Roberto Otero, director de Albatros Prensa, un diario on line que desde Comodoro Rivadavia informa sobre las novedades económicas y políticas en la Patagonia.
Báez, a su vez, tiene una relación muy estrecha con Gotti S.A., otra de las empresas con buena llegada al presidente Kirchner y que, según denunció la diputada Fabiana Ríos, integra junto con Austral Construcciones y Palma (administrada por Diego Palleros) el selecto grupo de compañías beneficiadas con la mayoría de los contratos de obra pública en la provincia.
"Son las mismas empresas que, funcionando a modo de holding, se presentan presupuestando por encima de las previsiones e imponen el precio, con lo que hacen subir considerablemente los costos de la inversión pública, ante una total pasividad del Estado contratante", explica la dirigente del ARI, que además de presentarse hoy en el ballotage para elegir gobernador en Tierra del Fuego es la autora de un exhaustivo informe sobre la distribución de la obra pública en Santa Cruz.
Más allá de las denuncias de Ríos, para comprobar los vínculos entre las distintas empresas alcanza con comunicarse con las oficinas de Austral en Río Gallegos donde, ante una consulta sobre cómo hacer para contactarse con Báez, los empleados de la firma derivan los llamados a la sede de Gotti.
De los bancos al petróleo
A diferencia de Cristóbal López o Lázaro Báez, que tuvieron un crecimiento vertiginoso en la última década, Enrique Eskenazi puede mostrar una trayectoria más larga en el mundo de los negocios. El empresario, que en agosto cumplirá 82 años, es la cara visible de un grupo que -aunque no puede exhibir su condición de NYC (nacido y criado) en la Patagonia- supo ganarse la confianza oficial, a tal punto que el Banco de Santa Cruz -controlado por Eskenazi- habría sido, según el Gobierno, la entidad que recibió los casi US$ 600 millones que el propio Kirchner se había llevado al exterior en 2001 y cuyo destino todavía no está del todo claro.
Eskenazi ingresó al mundo de las finanzas en los 90 con la compra del Banco de San Juan, aunque desde 1980 es el accionista mayoritario de la constructora Petersen Thiele & Cruz, una empresa casi centenaria que participó en importantes obras en el país, incluyendo la provincia de Santa Cruz, lo que explica su vieja relación con el presidente Kirchner.
La constructora Petersen fue una de las principales adjudicatarias de la obra pública en la provincia durante los mandatos de Kirchner, aunque la relación se hizo más estrecha a partir de 1996, cuando inició las negociaciones para adquirir el Banco de Santa Cruz, al que después fue sumando el Nuevo Banco de Santa Fe y el Bersa de Entre Ríos. Hoy el grupo controla más de $ 5000 millones en depósitos y, por fuera del negocio financiero, también es dueño de la bodega sanjuanina Xumek, la firma Estacionamientos Buenos Aires, la fabricante de medidores eléctricos Storey y una empresa de servicios mineros en Chile.
La privatización del banco provincial no estuvo exenta de polémicas y denuncias de la oposición. "Para hacer atractiva la privatización, se aportaron 100 millones de dólares, previa reducción de más de un centenar de empleados", señaló la diputada Ríos en su informe sobre la obra pública en la provincia de Santa Cruz.
En los círculos cercanos a Kirchner, reconocen que Enrique Eskenazi es el empresario que tiene una relación más directa con el Presidente y destacan que sus pedidos de audiencia son aceptados de inmediato, más allá de lo complicada que pueda ser la agenda presidencial. El privilegio es compartido por Sebastián Eskenazi -el hijo más chico de Enrique y número uno operativo del grupo-, quien tampoco tiene problemas para ingresar al despacho de Kirchner sin necesidad de contactarse antes con el Jefe de Gabinete, Alberto Fernández. El dato es más llamativo si se tiene en cuenta que los otros principales contactos de Eskenazi en el mundo de la política no son precisamente figuras que despierten demasiado cariño en los círculos K, como los ex ministros menemistas Carlos Corach y Elías Jassan.
Eskenazi también integra, junto con el presidente de Racing, Daniel Lalín, y el ex operador menemista José Luis Manzano, la lista de empresarios de los rubros más diversos entre los que, en el último tiempo, afloró una súbita vocación petrolera (ver recuadro).
El zar del Sur
Dentro del pequeño círculo de empresarios K, el otro hombre que se puede jactar de tener una relación más directa con Kirchner es Rudy Ulloa Igor, que en los últimos años se convirtió en un verdadero zar de los medios en Santa Cruz y ahora quiere extender sus dominios a otras zonas del país, incluyendo la Capital Federal.
Con Lázaro Báez, Ulloa comparte un origen muy humilde. Nació en Puerto Natales, un pequeño puerto de pescadores del sur de Chile, y cuando era muy chico se mudó con su familia a Río Gallegos, donde hizo de todo un poco. Su vida registró un giro de 180 grados cuando, a fines de los 70, conoció a Néstor Kirchner, que en ese momento tenía un pujante estudio de abogados. Al poco tiempo empezó a trabajar con el actual presidente como un hombre multifunción, que a la vez era cadete, chofer y secretario privado.
Junto con Kirchner también ingresó en el mundo de la política y, con el tiempo, llegó a controlar la Junta Vecinal de su barrio en Río Gallegos, donde creó una cooperativa que funcionaba fusionada con una Unidad Básica peronista. Su debut en el negocio de los medios se concretó a mediados de los 90 con una pequeña FM y, a medida que Kirchner consolidaba su poder, primero en la ciudad de Río Gallegos y después en toda la provincia, fue sumando nuevos medios.
Hoy Ulloa está al frente del principal multimedios de Santa Cruz, que incluye un diario de distribución gratuita, El Periódico Austral , la radio FM El Carmen, la productora Cielo y la explotación del Canal 2 de Río Gallegos. Además, con su esposa, Jessica Uriarte, es dueño de otra productora, Sky, que aporta los contenidos para el Canal 10 de la ciudad, con lo cual pasó a detentar un virtual monopolio televisivo en la capital de la provincia del Presidente.
Si hay algo que caracteriza a todos los medios de Ulloa no es sólo su oficialismo casi sin fisuras, sino también la capacidad de sus departamentos comerciales para captar publicidad oficial, tanto del gobierno provincial como de la mayoría de los organismos y dependencias del Estado nacional.
Su poder dentro de la provincia llega hasta tal punto que, en la época del gobernador Carlos Sancho, las verdaderas reuniones de gabinete se llevaban a cabo en la sede del Canal 2, donde los diferentes ministros santacruceños recibían las indicaciones que el Presidente Kirchner les hacía llegar vía Ulloa.
Según fuentes cercanas al empresario, su próximo objetivo es avanzar hacia el norte, para lo cual analiza lanzar un diario que se venderá en las principales ciudades de la provincia de Buenos Aires y, en forma paralela, prepara su desembarco en la ciudad de Buenos Aires con la compra de un diario de circulación nacional.
La forma más fácil de ganar
Especialista en historia económica, Roberto Cortés Conde dice que Kirchner no inventó nada a la hora de fomentar el desarrollo de algunos grupos económicos.
“En un sistema en el cual el Estado tiene una fuerte intervención a través de controles de precios y el otorgamiento de subsidios, la forma más fácil que tienen los empresarios de obtener ganancias extraordinarias no es ganando nuevos mercados o reduciendo costos, sino más bien acercándose al poder político e ingresado en sectores protegidos por el Estado. Esto no es nuevo y ya pasó con otros presidentes peronistas como Menem y el mismo Perón, pero también con Alfonsín”, explica.
“Históricamente a los peronistas les encanta ver el mundo en términos corporativos –dice Fernando Rocchi, director del Departamento de Historia de la Universidad Di Tella–y, cu>ando llegan al Gobierno, tienden a manejar a los dos sectores de la producción: los gremios y el empresariado. En este sentido, la conformación de un grupo de empresarios afines es algo típicamente peronista”.
En una visión menos histórica y más coyuntural, lo que parece claro es que en los últimos años se incrementó en forma notable el número de negocios en los que, para llegar a buen puerto, se necesita una bendición presidencial.
“El modelo económico que impulsa el Gobierno no hace otra cosa que fomentar el crecimiento de los empresarios amigos.
En la medida en que el Estado ingresa como socio en cada vez más áreas de la economía, es inevitable que cada vez sea más importante tener buena llegada con los funcionarios clave de esta administración”, explica un economista que, al igual que gran parte de los consultados para esta nota, prefiere mantenerse en el anonimato a la hora de hablar de temas urticantes como la relación entre el Gobierno y los empresarios.
En uno de los grupos sindicados como parte del empresariado K, en cambio, hacen un razonamiento funcional con el concepto de burguesía nacional que defiende el propio Gobierno. “Acá, cuando vino un grupo brasileño como Petrobrás y se quedó con la petrolera Pérez Companc, nadie dijo nada y se arma un escándalo, en cambio, cuando una empresa nacional quiere lograr que YPF vuelva a manos argentinas”.