En busca de un nuevo papel
WASHINGTON
La administración de George W. Bush está decidida a jugar un papel central en América latina a partir del nuevo escenario que presenta la región luego del surgimiento de crisis en varios países en los que reaparecen fantasmas de golpes de Estado, populismo y proteccionismo económico. El presidente norteamericano hizo saber a los miembros del Consejo Nacional de Seguridad que éste es el año de América latina, dijo a LA NACION una fuente del Departamento de Estado que pidió no ser identificada.
En ese esquema la administración ya comenzó a planificar para este año viajes de Bush y el secretario de Estado, Colin Powell, a países latinoamericanos. El titular de la Casa Blanca afirmó en un discurso en la sede de la Organización de Estados Americanos que el hemisferio americano es prioritario para Estados Unidos. Esto fue así antes y después del ataque terrorista del 11 de septiembre, sostienen los funcionarios del gobierno, algo con lo que no están muy de acuerdo los centros de pensamiento demócratas.
Según Peter Hakim, presidente del Interamerican Dialogue, habrá un giro en la política de Bush. "Es muy importante para el futuro del hemisferio una estrecha relación entre América latina y Estados Unidos", opinó. En la OEA, Bush expresó que Estados Unidos está comprometido para edificar un hemisferio democrático y libre, y que nada lo distraerá de ese objetivo.
El hombre a cargo
Uno de los factores que será determinante en el impulso que dará Bush a su política exterior para la región es la designación de Otto Reich como secretario adjunto para Asuntos del Hemisferio Occidental. Reich, de origen cubano, es considerado un duro y un hombre de acción. "Hoy por hoy, la política de Bush hacia América latina empezó cuando se nombró a Reich. El es el cambio porque hasta ahora Estados Unidos le dio la espalda a Colombia, Venezuela y a la Argentina", comentó a LA NACION un ex funcionario republicano.
"En Colombia hay tres bandas terroristas. Esto no hubiera ocurrido si Estados Unidos hubiera estado más involucrado. La crisis argentina llegó a su explosión porque Estados Unidos no estuvo involucrado. Por eso Bush tiene que retomar muchos caminos en este momento especial", señaló Hakim.
En cambio, para el embajador argentino ante la OEA, Raúl Ricardez, "no hay alteraciones de fondo en la política de Bush hacia América latina".
En el Centro de Estudios Internacionales y Estratégicos (CSIS), de fuerte predicamento republicano, señalan que en los tiempos que se avecinan se verá a una administración Bush "mucho más activa en asuntos latinoamericanos" de lo que se ha visto hasta ahora. En esa organización fue asociado principal el nuevo encargado norteamericano para América latina.
Para Miguel Díaz, director del programa de América del Sur del CSIS, el giro central de la política norteamericana para la región es que "está siendo sacada del Departamento del Tesoro para instalarse en el Departamento de Estado con la llegada de Otto Reich. Y esto es muy bueno para América latina y para la Argentina en particular". Aunque el cambio de políticas, según el especialista, no se verá necesariamente en las metas sino en el énfasis que la administración le imprimirá a su gestión.
Los tres países sobre los que Estados Unidos pondrá el foco en el corto y mediano plazo son Colombia, Venezuela y la Argentina.Díaz comentó que por primera vez en mucho tiempo Washington "se está preocupando por posibles golpes de Estado en América latina. Creíamos que ese fantasma había sido enterrado, pero nos dimos cuenta que eso había cambiado en algunos países".
Este nuevo escenario es parte de la discusión en el Departamento de Estado, señaló, y de allí surge el análisis de si hay riesgos de retrocesos a gobiernos militares en la región no tanto porque éstos tengan la fuerza suficiente para derrocar a gobiernos elegidos democráticamente sino porque sean convocados por los propios gobiernos legítimos para garantizar la pacificación, ante el surgimiento de crisis sociales y económicas profundas. En este punto las miradas se dirigen a la situación que viven la Argentina y Venezuela. "El interrogante es cómo negociar ante ese papel de militares en gobiernos de América latina", se pregunta Díaz. Frente a ello, no hay una opinión formada en el Departamento de Estado. "Mi opinión es que lo están juzgando día a día -señaló-. Cuanto más siguen la crisis y la sensación de caos, más crece esta preocupación".
El problema argentino -dice- es más político que económico "y antes que resolver el rompecabezas económico se necesita estabilidad y confianza. A nadie le sirve que los gobiernos puedan ser destrozados por movimientos callejeros. Esto no se merece la Argentina".
Entre los cambios que se avecinan en la relación de la Casa Blanca con el hemisferio americano se destaca también el tratamiento que a partir de ahora recibirá el gobierno de Chávez. Hasta ahora se le había otorgado el beneficio de la duda, pero los vientos están cambiando para el hombre fuerte de Caracas. La posición es la de ayudar a sostener instituciones democráticas de Venezuela tales como la prensa independiente, la Iglesia, los sindicatos y las universidades.
El otro foco de inestabilidad regional es Colombia. Bush aprobó con el Congreso una asistencia de 625 millones de dólares para el gobierno de Andrés Pastrana para combatir el narcoterrorismo que tiene en jaque al gobierno de Bogotá. En Washington consideran que no sólo es un problema de drogas sino de democracia y terrorismo.
La cuestión de la seguridad, que Bush puso como uno de los tres ejes que no se negociarán, junto con la democracia y el libre comercio, también será prioritaria en la relación con la región. Aquí las miradas se focalizan en la Triple Frontera y particularmente en Paraguay. Apuntan a la actividad de las llamadas células dormidas vinculadas con grupos terroristas de origen islámico. También se coloca a México en este nivel de preocupación cuando se trata el tema de la seguridad.
Peter Hakim considera que después de los últimos acontecimientos en la región, "los norteamericanos hemos aprendido que hay que tener una política activa, de mucho involucramiento ". En ese sentido opinó que casi ningún país se beneficia cuando América latina y los Estados Unidos no tienen una relación estrecha. También coincidió con Díaz en que después del 11 de septiembre ha surgido una nueva corriente para reactivar una política hacia América latina."Hay desafíos muy concretos ahora para Bush en América latina -sostiene Hakim- y algunos de ellos muy complicados. La pregunta es si podrá frente a lo que ocurre en Colombia, Venezuela y la Argentina".