Entre el deseo y el ser
Como una extraña mezcla de The Full Monty y El lector, Hombres desnudos de Alicia Giménez Bartlett –ganadora del Premio Planeta 2015– es una novela anclada en la actualidad, que hace foco en una serie de personajes atravesados por distintas crisis y a los que les cuesta mucho decir que no.
Premiada por un jurado compuesto por Alberto Blecua, Fernando Delgado, Juan Eslava Galán, Pere Gimferrer, Carmen Posadas, Rosa Regàs y Emili Rosales, la novela sigue el itinerario de dos protagonistas que casi se oponen a ser eso: Irene, una mujer madura pero aún atractiva, que tiene que hacer toda clase de malabarismos para mantener en pie la empresa fundada por su padre y, a partir de cierto momento, le empieza a tambalear el piso: se entera de que su marido no sólo la deja por una mujer más joven sino también de que, en realidad, se casó con ella con el único fin de progresar en su carrera de abogado.
Del otro extremo del libro aparece Javier, un profesor de literatura que hace suplencias en un colegio de monjas (alguien idealista y con muy poca calle), que termina despedido de su informal trabajo y también es dejado por su mujer, que no tolera los modos de ganarse la vida que él pone en práctica para paliar el mal momento y la crisis económica.
A manera de coro, completan el cuadro dos personajes secundarios pero cuya intensidad termina rivalizando con los protagonistas: un buscavidas simpático y aparentemente sin límites llamado Iván, que luego de volverse muy amigo de Javier de una manera azarosa le consigue un puesto como stripper y luego un oficio aún más físico, y por otro lado, Genoveva, una cincuentona sin escrúpulos dispuesta a todo con tal de pasar un buen rato.
Justo cuando se tiene la sensación de que las dos historias son tan opuestas como irreconciliables, los dos extremos se unen a partir de distintas formas del deseo al que sucumben, casi sin darse cuenta, Irene y Javier.
"Esto es temporal, vive día a día, en el presente, nada se hace para toda la vida. Es el consejo universal, el que repiten psiquiatras, pedagogos, brujos, pitonisas, filósofos y sabios en general. Pero ¿cómo se hace eso?, ¿cómo no pensar que tu identidad es dura como el diamante y se ha creado para permanecer?", se puede leer cuando promedia la novela. Y es en esa tensión entre el ya trillado mandato del carpe diem y la insoportable pesadez del ser –¿no se puede volver en contra, acaso, esa búsqueda indefinida de la felicidad?– donde mejor se mueve esta novela que, incluso, aporta la novedad del intercambio permanente de voces y conciencia de cada uno de sus personajes, algo que genera mucha fluidez en la lectura.
Sin embargo, hay un dejo de previsibilidad en la trama de la novela y, al mismo tiempo, un problema en el verosímil con respecto a cómo avanza, lo cual hace que el acierto del tono en el que está contada no se vea del todo acompañado por la calidad de la historia que cuenta.
HOMBRES DESNUDOS
Por Alicia Giménez Bartlett
Planeta
474 páginas
$ 329