Es domingo y nuestro cuerpo no lo sabe
"¿Qué día es hoy?" En estos meses la pregunta fue escalando dramáticamente en el ranking de las búsquedas de Google, alcanzando su pico en el mes de mayo. El interés por esta pregunta del día en que vivimos subió de 43 puntos en febrero a 100 en mayo; actualmente mide 81 puntos.
"Éste no sabe ni en qué día vive", se decía en el barrio para hablar de una persona olvidadiza. Hoy sentimos la necesidad de que alguien nos diga cuál es ese día en el que estamos. El confinamiento con su rutina de aburrimiento extremo y la falta de novedades hace que la experiencia del día se vuelva insoportablemente lenta y uniforme. Nuestro cerebro no produce la suficiente dopamina, ese neurotransmisor esencial para la vida que se segrega cada vez que aparece algo nuevo, algo diferente, algo que llama la atención. Tenemos la impresión de que los medios ya llevan meses transmitiendo la misma noticia y haciendo la misma pregunta.
Sin embargo, aunque los días se arrastran con lentitud, las semanas corren y los meses vuelan. Hace rato que se sabe que el tiempo es relativo, pero en los últimos meses tenemos la experiencia de vivir en un tiempo que se fue descuajeringando.