Esbozos para una cartografía de la música
Philip Bohlman lo puso en estos términos: "La música puede ser forma, espíritu, naturaleza, maldición, sanación o simplemente llano entretenimiento". Lo cita Julio Mendívil (etnomusicólogo, charanguista y académico desde hace años radicado en Alemania), quien en su estudio En contra de la música (Gourmet Musical) se mete en esas aguas tantas veces navegadas por las diversas ciencias de la musicología.
Lo más atractivo del ensayo, que se lee fluidamente, son los cruces estéticos que propone y la mirada que se hunde en la experiencia latinoamericana: en su examen de la "forma sonora en movimiento" -la definición de música pertenece a Eduard Hanslick-, el autor va de los kaluli de Papúa Nueva Ginea hasta Brahms y de los grupos indígenas de Kenia y Uganda hasta Thelonious Monk, y de las relaciones de la música con lo divino y la mitología hasta el rock psicodélico o el sinfónico de Emerson, Lake & Palmer. Ése es su mérito: la mirada amplia y diversa, que se ensancha aún más con los vínculos bibliográficos que cierran cada capítulo e invitan a leer más.