Escrito sobre el agua: claves para entender la obra de Diego Ortiz Mugica
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A Diego Ortiz Mugica le apasiona el agua a tal punto que construyó un sistema de lluvia artificial, una especie de ducha gigante. Gracias a una bomba, caños y mangueras, su estudio puede transformarse en un microclima tormentoso. Allí posó, por ejemplo, David Lebón con paraguas en mano. El músico se empapó; la guitarra quedó intacta.
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Agua, la retrospectiva de Ortiz Mugica que inaugura hoy a las 18.30 en el CCK, reúne medio centenar de fotografías de paisajes y retratos, tomadas durante los últimos cuarenta años, donde el agua tiene un lugar central.
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Ortiz Mugica realizó exposiciones individuales y colectivas en Buenos Aires, Nueva York, Washington y Palma de Mallorca. Participó en el Festival de la Luz y en las ferias arteBA, Expotrastiendas, Buenos Aires Photo, Lima Photo, San Francisco Art Exhibition, Chicago Art Exhibition y Art Frankfurt. En 2001 ganó el premio Lorenzo el Magnífico en la Bienal Internacional de Arte Contemporáneo en Florencia.
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De la Academia a la publicidad
Descubrió el cuarto oscuro del colegio por casualidad, y no pudo despegarse. Ya a los 14 años era fotógrafo de una revista de rugby. Trabajó 12 años en la Fundación Antorchas y en la Academia Nacional de Bellas Artes como fotógrafo de obras restauradas. Allí registraba cómo llegaban las obras y el proceso de restauración; detectaba si había que levantar el color porque se había realizado una restauración defectuosa anteriormente e incluso llegó a detectar firmas ocultas en la obra.
También tuvo su estudio de fotografía publicitaria, donde trabajó para las principales marcas del país. En esa época, los fines de semana se dedicaba a su obra más personal. Hoy tiene galería en la Patagonia y en Buenos Aires. “Haber trabajado comercialmente en publicidad me permitió manejar la técnica; no reniego en lo más mínimo de mis 20 años de publicista y mis 10 años de fotógrafo técnico de restauración de obras de arte”, dice el fotógrafo. Y añade que esa combinación de saberes le resultó fundamental para desarrollar su estilo.
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La naturaleza
“Al principio uno se prepara mucho, pero con el tiempo aprendí que la realidad siempre sorprende: cuando trabajás con la naturaleza tenés que estar abierto a recibir siempre algo superior a lo que esperás”, dice. Y recuerda con emoción los tres días en que fue a fotografiar el Glaciar Perito Moreno y hubo luna llena sin nubes, condiciones infrecuentes que le permitieron tomar fotos singulares del glaciar.
“Me quedé hasta las dos de la mañana, con ocho grados bajo cero. Tomé las fotos con una cámara de gran formato, pesada. Mis fotografías son en su mayoría tomas directas, sólo un veinte por ciento son digitales”, señala. Otro de los momentos que recuerda especialmente es cuando logró capturar el eclipse de sol desde el Cerro Campanario (a 18 km de Bariloche).
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Fotografiar a un gran pescador
Ortiz Mugica practica pesca con mosca desde hace más de veinte años. En 2007 editó su primer libro, llamado Fly Fishing Moments with Mel Krieger, que incluye los registros fotográficos de las andanzas del maestro americano de pesca con mosca en la Patagonia. Fue premiado como el Mejor libro impreso y editado en la Argentina por la Cámara Argentina de Publicaciones.
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Parques Nacionales
Durante 14 años fotografió una veintena de parques nacionales de la Argentina, con el guardaparques o solo. “Me fascina fotografiar la naturaleza. Me encanta estar en los glaciares, en las montañas, cerca de los ríos. Comencé a hacer las fotografías en los parques nacionales porque me di cuenta de que sólo había un registro de la flora y la fauna (imágenes muy vinculadas con la biología y la geografía). A mí, en cambio, me interesaba desarrollar una mirada de autor. Muchas de mis imágenes son casi abstractas”, señala.
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La Patagonia
“La comunión con el entorno patagónico hizo que me enamorara del lugar. Al empezar a estudiar con maestros en California me di cuenta de que ya había fotógrafos que habían hecho algo similar. Tuve la suerte de poder estudiar con ellos y aprender la técnica que usaban”, recuerda. Sus maestros de California dejaron huella. En los comienzos de su carrera, en nuestro país, Pedro Luis Raota fue una figura clave. “Siempre que expuse en Nueva York y en Washington -recuerda Ortiz Mugica- llevé fotos de la Patagonia. En el libro de visitas, muchos escribieron: Ahora tengo un lugar más para visitar antes de morir”.