Estar en forma, sin ser un esclavo del gimnasio
Volví a subirme a unos rollers por una propuesta de una marca, que organizaba una maratón para chicas en patines. Sólo tenía que ir a conducir el evento, pero cuando me probé los rollers, sentí enseguida que quería participar, que quería correr la carrera.
Había patinado con rollers en mi infancia y además tenía el entrenamiento que había hecho en hielo para Patinando por un sueño hace unos años. Y, como me gusta hacer deportes, me largué sin pensarlo. No podía ser tan difícil.
Y así fue. Comprobé que andar en patines es como andar en bicicleta, no te olvidás más. Al principio, iba lento y después fui ganando confianza y velocidad, y llegué a la meta sin problemas. Al otro día pude comprobar los resultados en las piernas.
Es un deporte muy completo y, además, es realmente recreativo porque lo practicás al aire libre. Y es algo que se puede hacer en pareja o con amigas. Se volvió casi como una salida de chicas. Incluso sirve de descarga después de una pelea con tu novio, como le pasó a una amiga mía esta semana.
Para mí, es clave encontrar actividades así, sentir que no estoy presa del gimnasio. El año pasado descubrí el surf y me enganché creo que por eso, por la libertad que experimentás cada vez que te subís a la tabla. Pero, obviamente, es algo que sólo puedo hacer de vacaciones. En cambio, patinar puedo practicarlo cuando quiero.
Hoy los rollers los uso, sobre todo, los fines de semana y me sirven como complemento del entrenamiento funcional que hago al menos dos veces. Pero si en la semana no pude cumplir con mi rutina, me calzo los rollers y compenso.
Y otra cosa importante: no te implica mayor gasto, sólo el inicial. Es cierto que, al principio, hay que invertir en un buen par y en la protección, pero es una inversión que vale la pena.
Luli Fernández