Feria del Libro Infantil
Un 30 de diciembre de 2004 fallecían en nuestro país 194 jóvenes víctimas de la falta de controles en los lugares de concurrencia masiva. Lo cual -además del horrendo saldo de víctimas fatales-, obligó a un jefe de gobierno y un puñado de funcionarios a ser sometidos a juicio político, y dejó totalmente al descubierto un tremendo boquete en materia de seguridad y cumplimiento de la normativa de habilitación de tales predios.
Todos los padres desde entonces nos preguntamos qué tan seguros deben ser los lugares a los que concurren nuestros hijos a fin de evitar una tragedia.
La mismísima inseguridad la he visto con mis propios ojos en el lugar donde nadie -estoy segura- esperaba encontrársela. Visité con mi hija de tan solo 3 añitos la 18º Feria del Libro Infantil y Juvenil, en el Predio de Exposiciones de la Av. Figueroa Alcorta - detrás de la Facultad de Derecho.
Y es muy triste ver cómo niños -algunos pequeños y otros no tanto- juegan al lado de equipos de alta tensión colocados detrás de los stands, justo al lado de las salidas de emergencia. Pregunté a personal de seguridad por qué motivo se permitía tal cosa: la respuesta que obtuve fue un escueto "Yo no entiendo nada del tema". Asustada, consulté en la mesa de entrada, quienes me dijeron que eso "se iba a verificar, pero que no era posible que fuera cierto".
En definitiva: me trataron de loca, y no obtuve respuestas. Yo quiero invitar públicamente al Sr. Jefe de Gobierno a que se acerque al predio y constate personalmente de qué le estoy hablando.
¿Qué es lo que debo hacer? ¿Hacer una denuncia policial? ¿Pedir una investigación para exigir que las normas de seguridad se cumplan, y no tengamos que lamentar una tragedia con nuestros hijos?
Los ciudadanos seguimos siendo objeto de burla de unos pocos que -según parece- no recuerdan cuáles son sus deberes de funcionarios públicos.