El silencio
Lo bien que le sienta el blanco y negro a algunas imágenes. Lo efectivo de la distancia. La perspectiva. Lo que vemos aquí es apenas un rincón, un pequeño fragmento, del paso montañoso Saint Colomban Des Villards, Alpes del Delfinado, al sudeste de Francia. La nieve se adivina por entre el pespunte del terreno: rugosidades, algún desnivel, áspera textura de un territorio donde no parecen haber demasiadas huellas humanas. Y al fondo, los caballos. Clave, sentido, objeto del ojo de la cámara. Porque, con ellos, lo que podría ser irrelevante adquiere repentina sustancia. Es un instante de enigmática suspensión. Una detención en el continuo fluir de las cosas. Un atisbo de silencio. Porque, así como hay fotos que claman, gritan, se desbordan o, en el otro extremo del arco, apenas susurran, aquí lo que hay es el paréntesis de una distinta, lejana y callada quietud.