Fraude
La palabra “fraude” recorre toda Venezuela con visos de ominosa certeza. Hay un solo antídoto para que esa gravísima acusación se disipara prontamente: mostrar las actas comiciales. Pero Nicolás Maduro se ha negado sistemáticamente a exhibirlas.
Cuando en la Argentina se acerca el comienzo de un nuevo proceso electoral, nunca faltan los comentarios maliciosos sobre que el oficialismo de turno planea alguna triquiñuela en la materia para favorecer a los suyos y hundir a los contrarios.
Podría ser un factor agravante que en los últimos años, la soberanía popular viene oscilando bruscamente en sus predilecciones electores. Así, en 2015, se pasó del ultracristinismo al más puro macrismo; en el siguiente turno (2019), los resultados volvieron a colocarse en el extremo anterior y, directamente, en 2023, las dos principales coaliciones que compitieron fueron desplazadas por un recién llegado sin el más mínimo poder. Hubo, por cierto, denuncias y cuestionamientos, pero todo se encarriló rápidamente sin mayores contratiempos.
Es algo para alegrarse. Tal vez allí radique el principal tesoro democrático de los argentinos: cuando las urnas hablan, todos acatamos sus resultados nos gusten o no.