Grave denuncia contra Rusia
El gobierno de Holanda acaba de denunciar públicamente que los servicios secretos militares rusos intentaron, sin éxito, penetrar el sistema informático de la Organización contra la Proliferación de las Armas Químicas, con sede en La Haya. Se trata de los mismos servicios a los que el gobierno británico viene señalando desde hace algunos años como responsables de distintos ciberataques perpetrados contra instituciones y empresas europeas. La gravedad del tema obligó al propio secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, a instar a Rusia a cesar en su peligroso comportamiento, calificándolo de "temerario".
En los últimos tiempos, distintos gobiernos han acusado asimismo a Rusia de interferir cibernéticamente en los procesos electorales de otros Estados y de realizar campañas de desinformación generalizadas con el propósito evidente de desestabilizar a otros países. La última denuncia británica, sin embargo, parecería vincularse con un esfuerzo destinado a frustrar las investigaciones que tienen que ver con el asesinato de dos exespías rusos en la ciudad británica de Salisbury, en una operación de contraespionaje.
Gran Bretaña ha identificado a los cuatro autores del referido atentado y procura su detención. Además ha tomado la decisión política, junto con sus aliados de la OTAN, de que cada vez que se detecte una actividad cibernética maligna ella será puesta en evidencia públicamente. Ataques similares han ocurrido con relación a las pruebas de drogas de los atletas olímpicos.
En otra demostración de que el ciberespionaje se ha transformado en un problema serio, los medios europeos informan que China habría utilizado pequeños chips ocultos en las computadoras fabricadas en China por empresas norteamericanas, con el propósito de poder robar secretos tecnológicos en los Estados Unidos. También en este caso, la denuncia sugiere que el responsable tendría carácter militar.
Los peligrosos juegos de guerra cibernéticos han quedado al descubierto. El propósito de estos es no solo sembrar la sensación de vulnerabilidad en los países atacados, sino materializar esa vulnerabilidad, como lo demuestra el hecho de que las firmas norteamericanas proveedoras de servicios públicos esenciales, como las que pertenecen al sector eléctrico, habrían sido ya objeto de ataques.
Una nueva "guerra fría" parece haber comenzado en el capítulo de la electrónica, y todos los países tienen la obligación de reparar en los ciberataques y tomar las medidas del caso.