Hay que aumentar la inversión
Cuando se pregunta a los argentinos por la importancia de la educación, resulta unánime la opinión de considerarla una estrategia imprescindible para superar los principales problemas económicos y sociales. Nos cuesta establecer políticas de Estado que expresen este consenso.
Así, cuando las cuentas públicas expresan la bonanza de precios de commodities excepcionales, resulta sencillo realizar inversiones crecientes en presupuestos educativos y de investigación. El verdadero desafío consiste en sostener esa inversión en momentos de dificultades presupuestarias.
Nos encontramos en uno de esos momentos, y cada sector debe contribuir a superar dificultades estructurales de nuestro país. Las universidades no reclamamos privilegios, presentamos un camino estratégico que colabora para mejorar las perspectivas sociales.
Frente a denuncias generalizadas de corrupción en las que se involucra a distintos actores de la política y del empresariado y un estado de situación económica y social que desanima, las universidades nacionales siguen estando en lo más alto de la consideración social. Por esto es importante sostener el esfuerzo de tantos años en garantizar la educación y la investigación de calidad.
Hay un camino iniciado en el financiamiento de las universidades nacionales. Los dos últimos presupuestos nacionales estuvieron muy cerca de las expectativas que planteara en Consejo Interuniversitario Nacional (CIN), que reúne a todas las universidades nacionales. En 2016, entre el presupuesto solicitado por el CIN y el votado por el Congreso Nacional hubo una brecha del 24,75%: en el primero se solicitaron $65.300.511.684 y el presupuesto votado por el Congreso Nacional fue de $52.346.796.000.
En 2017 la brecha se redujo notablemente: del 24,75% de 2016 pasamos al 11,06%. El CIN solicito $85.061.732.480 y el Congreso de la Nación aprobó para las universidades $76.590.252.717. Esta tendencia se mantuvo en el presupuesto de 2018, en el que la brecha resultó de 13,51%: el CIN solicitó $110.257.132.243 y el Congreso Nacional aprobó $97.134.317.371. Este año el CIN plantea un presupuesto para 2019 de $133.345.751.832 y esperamos que el Congreso de la Nación acompañe este pedido del conjunto de los rectores.
Con relación a los salarios universitarios, el sector no docente representado por Fatun acordó su paritaria y las distintas representaciones docentes también lo hicieron, luego de arduas negociaciones y varias jornadas de paro. Los antecedentes de los dos últimos acuerdos paritarios docentes universitarios fueron 34% para 2016 y 23% más un 2,77% de la cláusula gatillo para 2017.
Los salarios docentes universitarios no "perdieron" frente a la inflación y hemos trabajado para que esto continúe de esta manera.
Lamentablemente, hay un conjunto de afirmaciones en torno al debate del financiamiento universitario que parecen teñidas por los deseos o bien por alineamientos ideológicos.
Este no ha sido el conflicto universitario más extenso desde la recuperación de la democracia, como se afirmó hace pocos días. No olvidamos la década de los 90, cuando a lo largo y a lo ancho del país miles de universitarios impidieron el avance del proyecto neoliberal del presidente Carlos Menem, que entre otras medidas propiciaba el arancelamiento y los distintos "incentivos" que pretendían socavar los presupuestos universitarios y la autonomía institucional.
Otro rasgo determinante en este debate es la inversión en ciencia y tecnología. Nuestro país invierte en el orden del 0,6% del PBI, cuando el promedio mundial es del 2,2%. Adicionalmente, la inversión privada en nuestro país es muy baja, en torno al 25%, mientras que en los países que invierten en torno al promedio mundial es del 75%. No solo debemos cuadruplicar la inversión en investigación, sino además promover estímulos para la inversión privada.
Debemos ofrecer un acuerdo institucional, una política de Estado que despeje la recurrente angustia de los docentes y la comunidad educativa en torno a los salarios docentes. Acuerdos en los que el salario acompañe la inflación como base del debate paritario, con el compromiso del normal dictado de clases, pueden significar un nuevo punto de partida.
Cada día de clases que perdemos, afirmamos que el futuro está de paro. Por ello, en esta coyuntura en que las dificultades resultan evidentes es cuando más debemos persistir en invertir en educación y en investigación.
Rector de la Universidad Nacional del Noroeste Bonaerense
Guillermo R. Tamarit