Ideas obsesivas
Un problema que se ha vuelto cada vez más común por estos días en nuestra sociedad actual son las obsesiones. ¿Qué es una obsesión? Es un pensamiento, una idea, un impulso o una imagen recurrente que se percibe como algo intrusivo y provoca angustia y ansiedad.
Una idea obsesiva es circular porque uno la analiza y la analiza, sin cerrar nunca el tema ni pasar a la acción. La duda normal, en cambio, hace que uno analice una cuestión una y otra vez, pero finalmente se toma una decisión y se pasa a la acción.
Todos alguna vez hemos quedado presos de pensamientos que surgen reiteradamente en nuestra mente y de los que no logramos deshacernos. No hablamos aquí del trastorno obsesivo compulsivo sino de los rasgos de las ideas obsesivas que todos tenemos como producto de la ansiedad. Damos aquí algunas pautas de un líder de características predominantemente obsesivas.
- Aquellos que ejercen el liderazgo, consideran a los demás como sus peones ejecutores. No hay lugar en ellos para la creatividad, pues las cosas “tienen que hacerse como ellos dicen”. Se los podría comparar a una cabeza con cientos de brazos. Pretenden manejarlo todo y están pendientes del mínimo detalle. Su equipo debe trabajar muchísimo.
- No pueden delegar el poder. Como ellos se ocupan de todo y de todos, las personas bajo sus órdenes suelen trabajar bajo presión. ¿Por qué no le dan autonomía a su gente? Porque tienen una necesidad desmesurada de controlar, lo cual disminuye algo su ansiedad.
- Disfrutan el logro pero no disfrutan el proceso. En un equipo, poseen un alto compromiso por la tarea a desarrollar pero tienen su mirada puesta en el resultado final. Por ejemplo, un músico profesional es capaz de pasar horas y horas ensayando su instrumento pero disfruta grandemente lo que hace, a diferencia del obsesivo que lo sufre.
- No han establecido sus prioridades. Para ellos, todas las actividades tienen el mismo grado de importancia. Esta es la razón por la que no pueden relajarse y disfrutar. Las personas que los rodean “los padecen”, ya que están encima de todo y no admiten el error.
- No congenian con narcisistas e histriónicos. Los obsesivos confrontan a los narcisistas con su aparente grandiosidad y les muestran sus errores. A los histriónicos no los soportan debido a su gran desorden y capacidad de seducción.
Los seres humanos podemos controlar nuestras conductas, pero no resulta tan sencillo controlar nuestra mente. Muchos se pasan toda la vida intentando, en vano, controlar sus pensamientos. Lo cierto es que, cuanto más procuramos controlar (o evitar) aquello que pensamos, más aumenta. Es como intentar hundir una pelota en el agua: al soltarla, esta saldrá a la superficie con más fuerza.
¿Qué conviene hacer entonces ante pensamientos obsesivos?
Lo ideal es observar dichos pensamientos, tal como lo hacemos con un cuadro en exposición, sin intentar controlarlos ni evitarlos, es decir, luchar para que desaparezcan. De esta manera, uno acepta que están allí, como nubes que pasan por el cielo azul, pero con la certeza absoluta de que nosotros no somos esos pensamientos.
Nuestros pensamientos jamás deberían dirigir nuestra vida, sino que deberíamos ser nosotros quienes los utilicen, según nos resulten útiles o no. Comparto a continuación algunas sugerencias para administrar la obsesión tóxica, propia y ajena, que aconsejan los terapeutas cognitivos-conductuales (aquellos que exploran la relación entre pensamientos y emociones):
- 1. Accionar, aunque no estemos completamente seguros.
- 2. Permitirnos un poco de incertidumbre. Nada en la vida presupone una certeza absoluta.
- 3. Confiar en nuestro propio juicio.
- 4. Evitar analizar cada cosa que sucede. Algunos hechos no tienen explicación aparente.
- 5. Tomar decisiones, en lugar de darle lugar a la duda.
- 6. Dejar que las cosas fluyan.
- 7. Identificar los pensamientos automáticos y, como ya mencionamos, dejarlos pasar.
Es posible tolerar algo de obsesión y ansiedad en nuestra vida, a pesar de que nos causen malestar, ya que en dosis bajas no son peligrosas. Como también, con la ayuda adecuada, ser libre de la obsesión tóxica que tanto daño puede hacernos a nosotros y a los demás.
Si tenés alguna inquietud, podés escribirme a Bernardoresponde@gmail.com