Incertidumbre para invertir en la Argentina
Hace más de 20 años que, desde Londres, me dedico a la banca de inversión, distribución y trading de activos financieros, gestión de préstamos o inversiones directas, estructurando deuda o alguna otra modalidad, para destinarlos a proyectos privados o públicos en diversos países. El propósito de este artículo es compartir una experiencia real de un proyecto de inversión productiva que interesó a un inversor extranjero, para desembarcar por primera vez en la Argentina.
Recientemente participamos en la búsqueda de inversiones para la adquisición de una empresa argentina en dificultades. Se acordó que una compañía local se ocuparía del gerenciamiento de la nueva operación y por nuestra parte, nosotros nos ocuparíamos de armar el proyecto y encontrar un socio extranjero para el financiamiento genuino de las inversiones necesarias para reactivar la empresa en dificultades.
Personalmente, siempre que se trata de inversiones para nuestro país, el entusiasmo aumenta, ya que implica generación de mayor actividad, creación de empleos y todo el efecto multiplicador que una actividad productiva produce en la sociedad.
Así, luego de contactar a varias empresas y fondos de inversión y de hacer presentaciones sobre el potencial de nuestro país y del proyecto productivo, un inversor se interesó y nos comunicó que comprometería los fondos necesarios, previo análisis interno de las condiciones generales del proyecto.
El análisis del negocio generalmente incluye no sólo los aspectos contables y económicos de la operación, sino también los concernientes a "compliance rules", vinculado a los riesgos jurídicos y reputacionales, antecedentes y seguridad jurídica en el país en que se realizará la inversión.
Lo que parecía más difícil, que era captar el interés y la primera decisión de asumir los riesgos comerciales propios de la operación, se había logrado; ahora faltaban las cuestiones formales que, entendíamos, no serían obstáculo para concretar la inversión.
Sin embargo, no fue así.
Comenzaron a llegar las primeras consultas de los "compliance officers" de los inversores, que habían empezado por lo más sencillo: la revisión de los "compendios de inversión en Argentina" y "googlear" los antecedentes del país, de las empresas y personas involucradas.
Recibimos consultas sobre la conflictividad laboral, una normativa laboral inflexible y desactualizada para los requerimientos de un emprendimiento, un excesivo rigor normativo y sancionatorio, juntamente con "facilidades procesales" exageradas, tasas de actualización judicial inverosímiles y con reclamos por montos exorbitantes, convierten a las empresas en la parte débil de la relación.
La respuesta que obtuvimos fue que aunque pudiera demostrar la improcedencia del reclamo, debido a los tiempos judiciales y presunciones procesales, resulta "conveniente" pagar al reclamante para remover contingencias laborales.
Más difícil fue explicar sobre acusaciones de facturas apócrifas que la compañía había recibido, y que, aún en estado primario de investigación, forman parte de la "información de google", en el que las demoras en su resolución judicial trastocan el "principio de inocencia" en el de "presunción de dolo", ya que, a pesar de los sistemas de información y registración de AFIP, la reglamentación hace recaer sobre las empresas obligaciones que son propias de organismos del Estado.
Una vez más, aunque pudiera demostrar la improcedencia del reclamo, debido a los tiempos judiciales y presunciones procesales, resulta "conveniente" acogerse a planes de pago tributarios para remover contingen cias fiscales al potencial inversor.
Por último, los potenciales inversores solicitaron información respecto de si alguna de las empresas o sus ejecutivos habían participado en la obra pública en los últimos años, atento a las noticias sobre complicidades entre funcionarios públicos y empresarios en nuestro país.
Es que en una sociedad judicializada, en la que se "denuncia por las dudas" dejando la carga de la prueba al denunciado para que pruebe su inocencia, y que una vez instalado en el sistema, la lentitud de la justicia sumada a que toda la información queda en el éter, una simple búsqueda en google, exhibe un caótico cruce de afirmaciones y desmentidas.
Los inversores que desembarcan por primera vez en nuestro país, se encuentran con una maraña de intereses, juicios, denuncias que nunca se terminan, que ponen en duda la honestidad de los participantes e impiden a potenciales inversores avanzar en la aprobación de negocios en estos mercados.
En un mundo en el que la información es de muy fácil acceso, resulta fundamental que ésta sea fidedigna. Para ello, las normas deben ser claras, adecuadas y justas, y, aprovechando la tecnología, la mayor carga informativa y los controles adecuados de autoridades regulatorias deben permitir procesos previsibles y rápidos.
Permanecer en el actual "statu quo" excluirá a nuestro país de inversiones productivas por parte de nuevas empresas con altas exigencias de estándares reputacionales, limitando la "inversión directa" a los capitales locales.
Nuestra experiencia nos permite afirmar que el área de compliance tiene una influencia decisiva para autorizar la realización de una inversión, por lo que las buenas prácticas de una sociedad y por ende, de un país, resultan cada vez más relevantes. Menor cantidad de capitales generan una proyección de crecimiento negativa, con los consecuentes costos de menor cantidad de empleos, mayores conflictos sociales y déficit del Estado. El perjuicio es para todos.
El final de la historia para el caso que dio pie para esta nota es el que se imaginan: ante la cantidad de contingencias legales que pesaban en cabeza de la compañía local y de sus ejecutivos, la empresa extranjera decidió no participar en el financiamiento del proyecto en el que habíamos invertido tiempo y dinero.
Se necesita el compromiso de toda la sociedad para realizar este cambio y otorgar claridad y punto final a las situaciones conflictivas. Como decía Saint-Exupéry, "tal vez seamos demasiado pequeños para hacer grandes cosas, pero podemos hacer pequeñas cosas de una gran manera".
Sequeira es especialista en mercados emergentes y Federico Calandra, abogado, miembro del International Bar Association
Federico Calandra y Federico Sequeira