Inclusión exponencial
Es hora de desatar una ola global de inclusión exponencial. Enfrentamos amenazas como la polarización del ingreso, la automatización del empleo, el endeudamiento global y el cambio climático, que crean graves riesgos sociales, económicos y geopolíticos. Son desafíos globales que impactan más agudamente a los que menos tienen y demandan soluciones audaces que siembren paz y esperanza.
Podemos construir un puente a un futuro de abundancia compartida y sostenible poniendo el poder de la innovación transformadora al servicio de los más vulnerables. Podemos bajar la línea de la pobreza creando y desplegando soluciones que bajen el costo de las necesidades básicas y permitan una mayor autosuficiencia.
El cambio es posible. MercadoLibre está democratizando los servicios financieros permitiendo a quien tenga un celular acceder a productos aún superiores a los ofrecidos por los bancos. Google, Facebook, OneWeb y SpaceX desarrollan constelaciones de drones, globos y satélites para dar banda ancha a todo el planeta. Otros crean impresoras 3D para construir casas por menos de US$10.000. Lo mismo ocurre con alimentos, agua, educación, energía, salud, etc. ¿Qué pasaría si los gobiernos estimularan, amplificaran y complementaran este tipo de iniciativas?
Los líderes del G20 tienen la oportunidad histórica de lanzar una iniciativa superadora que prepare a la humanidad para una era de transformaciones aceleradas. Un proyecto público-privado de gran envergadura en las líneas del Proyecto del Genoma Humano y el Programa Apolo. Un Inclusion Moonshot que democratice el acceso a las necesidades básicas.
El Inclusion Moonshot, detallado en un trabajo para el CARI y la Fundación Adenauer en el marco del G20, podría contar con programas distribuidos, optativos y de bajo costo fijo. Un foro I20 (Inclusion 20) podría reunir a actores comprometidos con la inclusión para compartir diagnósticos, políticas y aprendizajes e impulsar iniciativas de impacto global. Una red global de agencias tipo Darpa podría catalizar tecnologías radicalmente inclusivas. La Juegos Olímpicos de la Innovación podrían activar a innovadores alrededor del mundo. Los Cuerpos de Paz del Mundo podrían movilizar jóvenes a trabajar en proyectos inclusivos y complementar las habilidades adquiridas en la educación formal. Un Fondo de la Inclusión podría dar matching funds para potenciar proyectos de investigación y startups inclusivos. Un Observatorio Global de la Inclusión podría generar informaciones en tiempo real y nuevos indicadores con herramientas como redes sociales y sensores distribuidos. Escalas impositivas diferenciadas en función del impacto social podrían incentivar un mayor foco en la inclusión por parte del sector privado.
El G20 de Buenos Aires es un marco ideal para lanzar las bases para un futuro inclusivo. Ocurrirá en un país donde un cuarto de la población vive en la pobreza y la mitad no completó sus estudios secundarios. Un país vulnerable a la automatización acelerada, a crisis internacionales y a la erosión de los precios commodities de exportación por tecnologías disruptivas. Un país que trabaja para superar un larga y destructiva historia de populismo y necesita viabilizar una inclusión sostenible.
La Argentina puede asumir un papel de liderazgo. Las soluciones transformadoras no saldrán de comités sino de líderes visionarios. El presidente Macri puede asumir este papel comprometiéndose a impulsar el Inclusion Moonshot desde nuestro país durante la próxima década e invitando a otros líderes a acompañarlo. Como dice el papa Francisco, el único futuro que vale la pena incluye a todos.
Ignacio Peña