Inteligencia emocional es saber cómo responder
Todos los seres humanos tenemos una serie de emociones y de actitudes frente a distintas circunstancias.
Observemos un ejemplo en este gráfico:
Miedo: ¿Es normal sentir miedo? Por supuesto. Frente a un peligro, el miedo nos ayuda a elaborar un plan.
Indiferencia: ¿Es normal sentir indiferencia? Sí. Si miráramos un noticiero y sufriéramos por cada noticia que vemos y por cada dolor que hay en el mundo, terminaríamos enfermándonos. Nuestro cerebro nos permite ser "indiferentes", tomar distancia, para no cargar con todos los males que existen.
Obsesión: ¿Tener un rasgo obsesivo es normal? El rasgo obsesivo, sí. Si nos piden en el trabajo contar cuántas cajas hay, no decimos: "Habrá unas 200 cajas aproximadamente", sino que utilizamos una "capacidad detallada" para contar exactamente cuántas hay.
Histrionismo: ¿Es normal este rasgo? En ciertas situaciones, sí. Por ejemplo, cuando estoy dando una clase, una conferencia, tengo que llamar la atención estratégicamente para poder transferir los conocimientos. Si estoy jugando con mi hijo, me tiro al piso, me divierto y me expreso.
Así podríamos continuar con muchas emociones y actitudes que todos experimentamos a diario. ¿Dónde está el problema, entonces?
a. Cuando una de estas emociones o actitudes predominan en nuestra vida, aparece un "estilo emocional predominante". Si yo tengo un estilo dominante obsesivo, todo lo que me suceda lo encararé obsesivamente. Si mi secretaria me cuenta que está embarazada, le preguntaré: "¿Y cuándo piensa volver al trabajo?". O si yo tengo un exceso de temor, todo lo voy a ver a través de esa emoción. Entonces cuando mi amigo me comente que le aumentaron el sueldo, le diré: "¡Tené cuidado de que no te roben!". Si yo soy desconfiado por demás, hasta a algo tan simple como al saludo "hola", le voy a encontrar un mensaje oculto. Un buen ejercicio consiste en la mirada introspectiva que nos permita descubrir qué rasgo o característica predomina en nuestra persona. Este sería el primer paso para conocernos y crecer.
b. En cada situación que transitamos, deberíamos preguntarnos: "¿Cuál sería mi mejor reacción?" Eso es "inteligencia emocional" y consiste en no responder con estereotipos, es decir, siempre con la misma actitud, sino ser capaces de pensar qué respuesta es la ideal en esta situación concreta. Si, por ejemplo, voy manejando y alguien atraviesa su auto frente al mío y el conductor está muy enojado y violento, ¿cómo debería reaccionar? Si el otro está enojado, lo mejor es pedirle disculpas porque solo quien no está bajo una emoción negativa puede resolver un conflicto. Alguien inteligente a nivel emocional se cuestiona cuál es su objetivo en un determinado momento. Esto le brinda la posibilidad de escoger la mejor opción: hablar o callar, ignorar o poner límites, etc.
Se ha escrito que la inteligencia emocional es como la suma de dos inteligencias: la intrapersonal, que es la capacidad de conocerme a mí mismo, mis fortalezas y debilidades y la interpersonal, que es la capacidad de conectar con el otro, empatizar, trabajar en equipo, etc. La suma de estas dos nos permitirán visualizar cuál es la mejor respuesta frente a la situación que estoy viviendo.
Si tenés alguna inquietud, podés escribirme a Bernardoresponde@gmail.com