"La banda del juez"
Hay bandas de delincuentes que por el hecho de incluir policías resultan más peligrosas y difíciles de combatir. Una asociación ilícita integrada por delincuentes, barras bravas, policías, jueces y fiscales, además de repugnar a la idea misma de lo que significa la institucionalidad, debería resultar imbatible. Sin embargo, la justicia de La Plata logró desbaratar un grupo con ese nivel de heterogeneidad entre sus componentes.
Hay que destacar bajo todo punto de vista la importancia de la investigación de la fiscal Betina Lacki, respaldada incondicionalmente por el procurador general bonaerense, Julio Conte Grand, que permitió identificar y atrapar a importantes personajes que conformaban un grueso nudo de corrupción en la provincia de Buenos Aires. Porque, pese a su generosa superficie, cantidad de habitantes y relevancia económica, este distrito ha estado hasta hace dos años extrañamente ausente en el mapa judicial del combate a la corrupción.
Días atrás sorprendió la detención del exjuez penal de Garantías César Melazo, como también sorprendió poco después el allanamiento al despacho del juez de la Cámara Penal de Casación bonaerense, Martín Ordoqui, de quien se sospecha que habría incurrido en tráfico de influencias. Un fiscal, ya retirado, también había formado parte de esta organización junto con oficiales de la policía bonaerense de la Departamental La Plata, delincuentes y barras bravas de Estudiantes y Gimnasia. En los diez años que lleva delinquiendo, el grupo obtuvo un botín estimado en más de siete millones de dólares.
Entre otras actividades delictivas, se dedicaban a saquear domicilios en áreas donde previamente los policías constituían zonas liberadas, pero también cometieron asesinatos y comercializaban automóviles robados, sin que se descarten otros graves delitos.
La peligrosidad y la amplia capacidad de maniobra de la banda se comprende al saber que entre los efectivos policiales que la integraban se encontraba un comisario inspector y un exjefe del Comando de Patrullas de la Plata. En cuanto a Ordoqui, camarista de la Casación bonaerense, el máximo tribunal de la provincia antes de la Suprema Corte de Justicia, no fue detenido por tener fueros, pero lo notificaron de la imputación. Conte Grand pidió suspender al camarista y someterlo a investigación en el Jurado de Enjuiciamiento de Magistrados y Funcionarios.
Melazo sería el jefe de la banda, apodada precisamente "la banda del juez" y, en su domicilio, se secuestró un verdadero arsenal. Se lo acusa del ser el jefe de la asociación ilícita. Intervino en muchos casos resonantes, como la salidera contra Carolina Píparo. Una declaración de la jueza de garantías platense Marcela Garmendia abre interrogantes: "El empeño puesto tanto por los operadores judiciales como policiales para obstaculizar esta investigación fue tanto que casi logran su objetivo".
¿Habrá otras bandas similares que sí lograron su objetivo? ¿Puede un grupo de estas características actuar con absoluta impunidad durante diez años sin contar con la activa complicidad de estamentos superiores en la policía, la política y la Justicia?
Es de esperar que lo actuado por los magistrados platenses sea solo el primer paso en el combate contra la corrupción en esa provincia y que, al mismo tiempo, marque el fin de una larga impunidad.