El pulso político. La Capital no tapa el país
El presidente De la Rúa imaginó que el éxito de la Alianza, el domingo último, le daría oxígeno para avanzar, sin mayor costo, con el ajuste fiscal. La Capital Federal no es el país y el triunfalismo duró dos días, hasta que la crisis social en el interior, destapó su rostro real. El ajuste y la reforma del Estado avanzarán.
El oficialismo empapeló la ciudad con afiches de los alegres Aníbal Ibarra y Cecilia Felgueras. Dicen:"Ya ganamos" y "Gente nueva, vida nueva". Nada más viejo en política, empero, que el negocio de pegar carteles. Cada pegatina cuesta unos 20.000 pesos, lo que equivale al haber mensual de 100 planes Trabajar de 200 pesos.
Funcionarios y legisladores de la Alianza tomaron nota de que el hambre y los agitadores oportunistas, posiblemente ligados al PJ, ganan las rutas del interior. Son los diputados, ahora, los que piden, desesperados, más planes de empleo transitorio a los funcionarios. Para la UCR y el Frepaso, las elecciones de senadores y diputados, en 2001, importan más que las del domingo último. Una derrota significaría la pérdida del control en ambas cámaras del Congreso.
"En semejante situación, la Alianza debería ir a un acuerdo de gobernabilidad con el PJ. Sería un desastre", dijo ayer una fuente del radicalismo.
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El jefe del Gabinete, Rodolfo Terragno, discutió anteayer sobre los subsidios de desempleo con legisladores aliancistas. "Hay un crédito disponible de 70 millones de pesos, del Banco Mundial, pero utilizarlo significaría más endeudamiento y más déficit; perjudica a ellos mismos: subirá el riesgo país y no habrá crédito", adoctrinó Terragno.
Los frepasistas Darío Alessandro y Nilda Garré, y los radicales Horacio Pernasetti, Jesús Rodríguez y José Genoud privilegiaron la urgencia, antes que la macroeconomía. "¡No vengas con esa teoría. Ya no se trata de déficit; hay que preguntarse cómo come esa gente!", bramó, con pocas pulgas, Garré.
Dentro de la UCR, la próxima reunión del comité nacional, que presidirá Raúl Alfonsín, a fines de este mes, podría constituirse en el escenario de un cambio de discurso del titular del partido. Superadas las elecciones porteñas, Alfonsín podría sentirse liberado para señalar que falta un rumbo social y una política económica, según cree en forma íntima.
El vicepresidente Carlos Alvarez planteará a De la Rúa un discurso diferente frente al FMI, cuya misión llegará a fin de mes. El líder del Frepaso busca que el Gobierno exponga que hizo los deberes, pero que "más ajuste llevará al país al estallido social generalizado". Pediría, con sindicalistas y empresarios, clemencia y flexibilidad al FMI. Quizá se hable de esto hoy, en Olivos. Alvarez tomó el riesgo: quedar del otro lado de De la Rúa.
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