La certeza
Créase o no, por allí es primavera. Tiempo de equinoccio. Comienzos de la primavera boreal. Quizás lo sepa el protagonista de esta foto y por eso esté así, manso y tranquilo, aguardando la tibieza de un sol que, a juzgar por lo que se ve, aún se muestra renuente. El lugar se llama Faxe Bay y está al sur de Copenhague, Dinamarca. Vieja tierra de vikingos. Actual emblema -junto a todo ese norte que son los países nórdicos- de lo que ocurre cuando la más modesta de las utopías cobra buena forma. Pero qué sabrá de Estados de bienestar y políticas igualitarias y sociedades más o menos estables el perrito de la foto. Descendiente, por su parte, de antiquísimos y gregarios lobos. Emblema, tal vez, de alguna otra modesta utopía: la del lazo inviolable, la empatía carente de palabras, intereses o cálculo. El brindarse porque así es la vida. Y el esperar -así sea la tenue caricia de un sol vacilante- con la misma confiada certeza.