La felicidad de los negros
Estas son cosas de las que no se habla mucho por aquí pero que son más reales que el viento y que la lluvia. Y es la diferencia entre negros y blancos. Dejando de lado algunas historias individuales -entre ellas, la mejor de todas, que es la de Barack Obama-, aquí a los negros les va bastante peor que a los blancos.
Las estadísticas lo confirman. Por ejemplo: el desempleo entre los negros es mucho más alto que entre los blancos. Y un reciente estudio de la Universidad de Pennsylvania ratificó que el ingreso promedio de la población negra es un 35% más bajo.
Pero hay algo en que los negros tienen muchísimo más que los blancos. Y es esa cosa inasible -pero, también, tan certera como el viento y como la lluvia- que se llama felicidad.
El mismo estudio ratificó que es mucho mayor la población negra que, aún con todas sus dificultades, se define como "muy o bastante feliz" con lo que tiene en la vida. Mientras que a los blancos llegar a esa definición les cuesta bastante más.
Ya se sabe que el dinero no hace la felicidad. Y una vez más, parece claro que la sabiduría -el saber vivir, en definitiva- sí la hace. Más allá de lo que el destino le depare a cada uno.
Lo curioso es que cosas como ésas decía el negro Jim al travieso Huckleberry Finn en la prosa de Mark Twain. Y una vez más, se ve que la gran novela nunca sale de la nada.