La pesadilla de las expensas
La alternativa de una cuenta bancaria gratuita para los consorcios aliviará muy poco los costos de propietarios e inquilinos; se requieren medidas de fondo
Las expensas se han convertido en los últimos años en una verdadera pesadilla para propietarios e inquilinos que residen en edificios de propiedad horizontal en la ciudad de Buenos Aires. A tal punto se han encarecido que, de acuerdo con estimaciones privadas, uno de cada cuatro departamentos adeuda su pago, aunque en algunos inmuebles ese porcentaje asciende a uno de cada tres.
Las autoridades locales tomaron en los últimos meses distintas medidas tendientes a paliar la difícil situación, pero todo resultará insuficiente si no se avanza hacia reformas de fondo. La última medida conocida para aliviar la carga de las expensas fue el lanzamiento, a través del Banco Ciudad, de una cuenta bancaria gratuita para los consorcios de copropietarios. Este servicio permite que los edificios tengan una cuenta corriente sin gastos de mantenimiento y con transferencias bancarias gratuitas sin topes.
Este ahorro bancario, que según el gobierno porteño podría rondar los 7200 pesos anuales para los consorcios, si bien debe ser bienvenido, es absolutamente insuficiente para resolver el problema de quienes no pueden pagar las expensas de su casa y que, en pocos meses más, se encontrarán con aumentos del orden del 34% en la tasa de alumbrado, barrido y limpieza, que socavarán aún más su capacidad de pago.
La reforma que los copropietarios esperan pasa por la posibilidad de que los consorcios puedan pactar libremente con los encargados y el personal de edificios sus condiciones salariales. En otras palabras, que tengan voz propia en las negociaciones paritarias, que actualmente llevan adelante el Sindicato Único de Trabajadores de Edificios (Suterh), las cámaras de administradores y una única entidad de consorcistas.
La realidad entre un edificio y otro es muy diferente, pero lo cierto es que el porcentaje de morosos de expensas sigue creciendo. A tal extremo que ya no resulta infrecuente que consorcios deban desprenderse de los encargados, en ocasiones con millonarias indemnizaciones que condenan a los copropietarios a no poder contratar un nuevo encargado, a hacerse cargo ellos mismos de tareas de limpieza y mantenimiento, y a alquilar la vivienda utilizada para la portería a fin de solventar gastos.
Entretanto, la legislatura de la ciudad sigue evaluando medidas paliativas, tales como que en futuros edificios no resulte obligatorio incluir la vivienda para el encargado, o que no sea necesario colocar y mantener instalaciones fijas secas para combatir incendios, como las mangueras en los descansos de las escaleras, entre otras.
Más importante que algunas de estas medidas que poco impactarán en el costo de las expensas sería que el Estado redujera el fuerte componente impositivo de las tarifas de agua, energía eléctrica y gas en los edificios de viviendas familiares, ya que los consorcios no son empresas ni generan ganancias. También, como dijimos, que se avance hacia una mayor flexibilización laboral que permita aliviar los gastos y, al mismo tiempo, incentivar el empleo para los encargados de edificios antes que reducirlo.