La reactivación del crédito hipotecario
La profusión de avisos publicitarios en que distintos bancos anuncian nuevas líneas de créditos hipotecarios en dólares para particulares, con plazos más amplios y tasas de interés algo más accesibles que las que regían hasta ahora, constituye una señal positiva para la economía, al igual que para no pocas familias que por su nivel de ingresos no se encontraban en condiciones de obtener un préstamo para la vivienda propia.
Las agresivas campañas publicitarias de las entidades financieras ya han tenido un primer efecto, tal como el fuerte incremento del número de consultas en las sucursales bancarias y por teléfono e Internet, al tiempo que cabe esperar que esto sirva para reactivar el mercado inmobiliario y la industria de la construcción, deprimida últimamente como consecuencia del escenario recesivo.
El dato más positivo es, sin duda, que al extenderse los plazos para la amortización del capital y los intereses, la disminución de la cuota permite que familias de menores ingresos puedan acceder al crédito. La generalización de las cuotas fijas en dólares, donde quien contrae el préstamo sabe con precisión cuánto deberá pagar por mes hasta la cancelación de la hipoteca, favorece también la previsibilidad.
Es de esperar que en los próximos días otras entidades bancarias se sumen a la ofensiva publicitaria y anuncien nuevas líneas de créditos. También es presumible que esta noticia depare un especial entusiasmo entre quienes desde hace tiempo desean agrandar su hogar o entre aquellos que hoy alquilan y observan que por el precio que actualmente pagan como inquilinos podrían oblar la cuota del crédito hipotecario y ver cumplido el sueño de la casa propia.
Cabe, sin embargo, formular votos para que los potenciales clientes se informen pormenorizadamente sobre los requisitos y condiciones de los préstamos de esta clase. En tal sentido, hay una serie de sugerencias que podrían hacérseles a los eventuales interesados. En primer lugar, debe saberse que no siempre resulta conveniente tomar un crédito por el mayor plazo posible. Es cierto que cuanto más largo es el plazo, menor es la cuota y, por consiguiente, la relación cuota/ingreso permitirá acceder a un préstamo mayor. No obstante, conviene antes de endeudarse a treinta años, averiguar cuál sería el monto de la cuota a veinte o a menos años. Por ejemplo, basta señalar que mientras una entidad ofrece un crédito de 20.000 dólares a una cuota fija de 200 dólares por treinta años otra otorga un préstamo por el mismo monto con una cuota fija de 217 dólares por veinte años.
En síntesis, a veces la diferencia entre lo que habría que abonar por mes durante treinta años es mínima respecto de lo que se debería pagar mensualmente a lo largo de veinte años. En ese caso, debería optarse por el menor plazo.
En segundo lugar, conviene que el potencial tomador de un crédito no se guíe por la tasa de interés que se publicita, sino por el costo financiero total, que incluirá comisiones, seguros de vida e incendio y otros gastos. De este modo, la tasa de interés original, que ronda el 10 por ciento en promedio, puede incrementarse en no menos de dos puntos.
Un tercer aspecto no menor es la posibilidad que tendrá o no el cliente de cancelar cuotas anticipadamente. Algunas entidades sólo permiten cancelar en forma adelantada el total del préstamo, pero no un monto parcial. Otras admiten esta última posibilidad, pero exigen el pago de una comisión que ronda el 3 o el 4 por ciento del monto de la cuota adelantada. Y desde ya hay bancos que permiten el pago anticipado de cuotas sin penalidad alguna.
Por todo esto, será fundamental que las entidades financieras otorguen una amplia información al cliente acerca de todas las alternativas que rodean a un crédito hipotecario, al efecto de posibilitar la máxima transparencia del mercado.