La soledad de las viudas
No es tan raro que una mujer de 59 años como la presidenta sea viuda; un 12% de las mujeres de su edad lo son
"Él era mi Norte, mi Sur, mi Este y mi Oeste". Stop All TheClocks. Wystan Hugh Auden
La Argentina es el único país en el mundo que en dos oportunidades tuvo presidentes mujeres viudas, Isabel Martínez y Cristina Fernández. El dato puede ser una rareza para el libro de los récords del poder, pero para el mundo de las mujeres adultas no tiene nada de excepcional. En la Argentina más de un millón y medio de mujeres son viudas y la gran mayoría no puede formar una nueva pareja.
Según los datos del censo 2010 publicados en Internet , en la Argentina hay 15.738.019 de mujeres mayores de 14 años, de las cuales 1.579.251 son viudas. Hay más viudas que las poblaciones sumadas de hombres y mujeres de Tierra del Fuego, Santa Cruz, La Pampa, La Rioja y San Luis, juntas. Casi todas estas mujeres están sin pareja (1.421.714). Sólo 157.537 viudas le dijeron al censista que estaban con un hombre.
A mayor edad hay más viudas. La población más numerosa de viudas en la Argentina tiene entre 75 y 79 años (250.229). Hay una obvia relación entre la edad de las viudas y la posibilidad de volver a formar una pareja. Por ejemplo, un tercio de las viudas que tienen entre 35 y 39 años formaron una nueva pareja, y casi el 16% de las que tienen entre 55 y 59 años (hay cerca de 100.000).
Si las viudas estuvieran obligadas a encontrar pareja buscando sólo entre hombres viudos, estarían en un serio problema, porque deberían compartir los escasos 289.447 hombres viudos sin pareja con otras cinco mujeres más. Aún si se sumaran los divorciados sin pareja y a los viudos sin pareja, los números tampoco alcanzan para todas, seguirían faltando casi medio millón de hombres.
La falta de pareja es el segundo problema más importante que enfrentan las viudas. El primero es económico. La mayoría quedan desamparadas o con serias dificultades para subsistir. En gran parte solas, pobres y en desventaja, son una población invisible que no cabe en ningún conjunto.
Yendo más allá de la Argentina, los números presentados por un informe internacional explican de forma dramática el tamaño del problema. En el mundo hay 245 millones de mujeres viudas, de las cuales 115 millones viven en "una pobreza devastadora".
Sexo y viudas
Es cierto que la mayoría de la gente no habla de la vida sexual de las viudas. Es raro ver una nota en un diario o en la televisión hablando de eso. Pero cuando se observa la multitudinaria población de mujeres viudas que hay en la Argentina y en el mundo, esa omisión parece expresar una creencia muy profunda, un tabú: las viudas no tienen sexo.
La psicóloga norteamericana Ph.D Judith Sills, escribió un libro completo dedicado al complejo mundo de la nueva vida sexual y amorosa de las viudas y divorciadas. Su título es más que sugerente "Volviéndose a desnudar" ( Getting Naked Again ). Algunos conceptos relacionados con la viudez desarrollados en el libro.
- Culpa: "A la hora de volver a estar en una nueva relación, viudos y viudas tienen una dificultad mayor: el problema de reemplazar a una pareja idealizada por otra nueva y muy real. El amor –y con frecuencia también la culpa– flotan en ese espacio."
- Conveniencia: Sills dice que algunas de las razones para buscar una nueva pareja pueden ser de orden práctico, pero que siempre hay un móvil mayor "la conveniencia no es la única razón por la que se vuelve una y otra vez a salir y cortejar, con esperanza y temor, y botox fresco."
- Buscar pareja por Internet: "La gran ventaja de las citas por Internet es de orden práctico. Para muchas mujeres y hombres este será el primer espacio de flirteo. Aunque no se desee pasar de algunos chats y emails. Internet es un muy buen ámbito para practicar el reingreso social"
Sills hace en su libro una polémica clasificación del tipo de hombres que con frecuencia se relacionan con las viudas. Identifica cuatro categorías: El Limpiador de paladar, un sujeto que tiene la función de reiniciar a la viuda sexualmente. El Funcional, hace las tareas que hacen los maridos, pero no tiene otro encanto. El Cuidador, es como el funcional pero más cargoso. Y el Mentor sexual, no busca compromisos y le otorga seguridad a la viuda.
Marie Roy es viuda y autora del libro "Confession of a dating Widow" , una autografía que explora el mundo de las citas de las viudas. Ella tiene una versión menos pícara que Sills para referirse a esta condición ávida y solitaria que es la viudez. Al quedar solas, dice Roy: "Las viudas hacen su entrada no sólo a la viudez, sino también a una forma de oscuridad en la que hemos perdido nuestra identidad y que incluso puede llevar a convertirnos en otra persona".
La autora explica que las viudas son sujetos incomprendidos, como si fueran personas raras o especiales. Familiares y amigos muchas veces insisten de forma inconsciente en ver a la viuda vinculada con su pareja del pasado, cuando eran "ellos" y no ella. Recuperar la individualidad es un duro trabajo y encontrar una nueva pareja es parte de esa tarea. El libro de Roy advierte que está orientado a viudas de más de 50 años, "personas que han entrado a lo que algunos llaman el infierno de las citas".
Apabullante soledad estadística
Si miramos el mundo de las parejas como un mercado competitivo de oferta y demanda entre hombres y mujeres-como lo describen algunos economistas- las viudas se encuentran en una desventaja casi imposible de remontar. Compiten contra mujeres solteras y divorciadas estadísticamente más jóvenes, para acceder a un grupo reducido de hombres que merma a una velocidad superior a ellas. Para colmo, aparecen prisioneras de un aura asexual que les imponen la familia, los amigos, y en definitiva, los prejuicios sociales. El ámbito que disponen las viudas para hallar candidatos es de un tamaño ínfimo, ya no hay universidad, bailes de sábado por la noche, multitudes de amigos solteros, y nadie alrededor parece estar en el período de formar pareja. El coto de caza para conseguir un hombre se ha reducido eventualmente al trabajo, al vecindario, y amigos de amigos. No se trata de ser optimista, no hay allí un buen pronóstico. Los sitios de "dating" parecen ser una alternativa técnica (como dice Sills) para filtrar el mundo e indagar candidatos desde una computadora como si fueran zapatos, pero no deja de ser una puerta más estrecha para ingresar al mismo infierno de la citas. Queda la búsqueda de viejas amistades en Facebook, otro de los consejos que abundan en los sitios dedicados a ayudar a las viudas en la tarea de conseguir pareja, casi siempre acompañado con la frase "manos a la obra". Pero los amigos del pasado también están sometidos a las estadísticas y la mayoría de ellos estarán en pareja o muertos. Siempre está la esperanza de que el azar ponga al alcance un candidato adecuado en una reunión inesperada.
La presidenta viuda
Las estadísticas demuestran que no es tan raro que una mujer de 59 años como la presidenta sea viuda; un 12% de las mujeres de su edad lo son y solo un 16% volvió a formar una pareja. Sobre lo que no hay antecedentes es cómo afecta la compleja problemática de la viudez a una mujer en su cargo. De permanecer en la situación actual, al culminar su segundo mandato Cristina cumpliría cinco años sola. Es aquí donde todos los interrogantes del orden íntimo de la Presidenta alcanzan el interés público y habilitan otros que nadie puede responder (tal vez ni la propia Cristina) ¿Al cumplir su segundo mandato, en 2015, la persistente soledad será una motivación para retirarse de la política o, al revés, las permanentes demandas del poder que la distraen de sí misma serán las que la impulsen a intentar una re-reelección? La viudez de Cristina no es neutral para el futuro político del país.