La última apuesta al voto cuota
PARA algunos fue un golpe de timón en la campaña electoral; para otros, simplemente, un manotón de ahogado. Lo cierto es que la convocatoria de Eduardo Duhalde a una "Concertación para la estabilidad, la producción y el empleo" y su advertencia sobre una devaluación del peso si no se adoptan sus recetas apunta a reinstalar en el imaginario colectivo un fantasma que le permita capitalizar el llamado voto cuota . El mismo que tantas alegrías le dio a Carlos Menem hasta 1995.
Asesores duhaldistas creen que se está produciendo un extraño fenómeno por el cual un candidato (De la Rúa) está ganando con la simple enunciación de un diagnóstico. La estrategia del gobernador bonaerense es formular propuestas muy claras y concretas para obligar a su contendiente a hablar.
Algo de esto se vio ayer, a partir de la solicitada de Duhalde en la que propuso ocho medidas, entre las cuales figuran el compromiso de los empresarios a no realizar despidos por un año, la reducción del IVA al 15%, la exención de impuestos a las pequeñas y medianas empresas que creen empleo y la refinanciación de deudas bancarias e impositivas al 9% de interés máximo para esas compañías.
Lograr que esta propuesta le permita a Duhalde remontar en las encuestas de intención de voto dependerá, entre otras cosas, de su consistencia y de que el postulante del PJ no termine apareciendo como un demagogo o un irresponsable.
El veredicto de los economistas no fue el más favorable hasta ahora. Hubo quienes tildaron las medidas propuestas como "populismo barato", si no son precedidas por una fuerte rebaja del gasto público, de la que ningún candidato habla con claridad. Tampoco su posible aliado en un ballottage, Domingo Cavallo, apoyó las medidas de Duhalde.
Los primeros spots televisivos ideados por el grupo brasileño que conduce Duda Mendonça destacan la aparente firmeza y capacidad de gestión de Duhalde frente a las supuestas dudas de De la Rúa. El gobernador bonaerense deberá rectificarse, sin embargo, de algunos actos fallidos: es sabido que cuando un candidato debe explicar diez veces el alcance de una de sus frases, como la de la deuda externa, termina por no ser confiable para la gente.
Pese a la contundencia de las encuestas, aún quedan casi dos meses de campaña y es lógico que el postulante justicialista insista en que "los radicales (nunca hablará de los "aliancistas") no tienen capacidad ni convicción para mantener la estabilidad". También es lógico que Carlos "Chacho" Alvarez le responda que "el único que está devaluado es Duhalde y por su propio partido". Lo grave quizá sea que, cada vez más, se escuche la palabra tan temida por todos: devaluación.