La Unión Europea ayuda a Irán a eludir las sanciones de EE.UU.
Los Estados Unidos han dispuesto, a través de distintas normas sucesivas, fuertes sanciones económicas contra Irán, con las que se apunta a impedirle actuar en el capítulo del comercio exterior, particularmente cuando las transacciones se realizan en dólares.
La Unión Europea, en cambio, procura mantener vigentes sus relaciones comerciales con Irán. Razón por la cual, los ministros de Relaciones Exteriores de Alemania, Francia y Gran Bretaña acaban de anunciar la creación de un mecanismo especial de pagos que presuntamente permite a las empresas europeas e iraníes continuar comerciando, evitando las sanciones estadounidenses.
Ese nuevo mecanismo se denomina "Instrumento de Apoyo a los Intercambios Comerciales", y es conocido como "Instex", por sus siglas en inglés. Se trata de un vehículo societario específico con el que se procura sortear el uso del dólar en las transacciones comerciales. Y, por ende, el alcance de las sanciones norteamericanas.
Llama poderosamente la atención que Gran Bretaña, que generalmente apoya a los Estados Unidos en su política comercial internacional, esta vez en cambio, haya decidido plegarse a sus pares de la Unión Europea. Una vez más, el interés es la medida de la acción.
Instex es –en rigor- una sociedad europea, inscripta bajo la ley francesa. Su domicilio es el mismo del Ministerio de Economía y Finanzas de Francia y será presidida por Per Fischer, un experimentado banquero alemán, que en su momento formara parte de la conducción de Commerzbank.
La creación de Instex conlleva un mensaje político, que transmite la voluntad europea de mantener activas sus relaciones comerciales con Irán, al menos mientras el país de los persas cumpla con los compromisos que asumiera respecto de no utilizar su programa nuclear con propósitos militares. Europa sostiene que, hasta ahora, Teherán ha cumplido con lo convenido en materia nuclear en el 2015, incluyendo la no realización de ensayos militares con armas nucleares.
No obstante, lo cierto es que existe, también en Europa, una preocupación creciente por la cuota de violencia que flota en derredor de la política exterior iraní, muy especialmente por la utilización de sus servicios de inteligencia y seguridad contra los disidentes iraníes hoy expatriados en Europa, algunos de los cuales han sido objeto de atentados contra sus vidas.
Con el mecanismo que la Unión Europea acaba de anunciar respecto de las sanciones norteamericanas se estructurará, en adelante, una suerte de "clearing", a través del cual se podrán compensar las deudas y acreencias de los distintos exportadores e importadores, en su conjunto.
Mientras la administración de Trump mantiene claramente a Irán al tope de la lista corta de los países que –para los EEUU- conforman amenazas para la paz y seguridad de su país, los europeos aparentemente no tienen la misma percepción sobre la peligrosidad iraní.
Para los norteamericanos, Irán opera un programa nuclear secreto, en violación de sus compromisos. La Organización Internacional de Energía Atómica –sin embargo- no sostiene lo mismo. En paralelo, está claro que Irán ha continuado expandiendo el alcance de sus misiles capaces de volar con cabezas nucleares, lo que es ciertamente intranquilizador.
Irán, a través de su "líder", el Ayatollah Ali Khamenei, sigue con su agria política antinorteamericana, bajo el lema "Muerte a América", que según el mencionado clérigo "sólo incluye esa amenaza (de muerte) respecto de Donald Trump, John Bolson y Mike Pompeo, personalmente". La belicosidad iraní, es más que evidente, se mantiene incólume, cuando la teocracia, comandada férreamente por los clérigos "shiitas" acaba de cumplir cuarenta años de vida desde que, en febrero de 1979, la monarquía persa colapsara, luego de 25 siglos de existencia. Toda una era que aún persiste, pese a que las duras y estrictas restricciones sociales originales parecen haber relajado mucho.