Educando al argentino
"Los jóvenes, entre otros, pierden la cuenta de cuánto se gasta".
(De Jenni Hellström, directiva del Banco de Finlandia.)
Cuando las cosas andan bien, todavía pueden andar mejor. En Finlandia, país del que ya casi todo el mundo sabe que es imbatible en materia de calidad educativa, las autoridades nacionales se preparan ahora para instruir a los ciudadanos en materia financiera. Descubrieron que se están endeudando mucho como consecuencia de las bajísimas tasas de interés y de la facilidad que les otorga la digitalización de los servicios, al punto de permitirles tomar microcréditos simplemente enviando un SMS.
El gobierno finlandés ve con sorpresa y preocupación que ¡el 7%! de la población total del país está tan endeudada que no puede hacer frente a sus pagos. Y que hay que evitar que esa situación se transforme en una amenaza para la propia prosperidad de los ciudadanos.
Dicen las malas lenguas que al conocerse esa noticia, en el Ministerio de Economía argentino se registró una docena de desmayos, que se oyó una ola de risitas nerviosas y se vio a dos custodios pechar a Martín Guzmán para que no se escapara a Ezeiza con el pasaje en clase económica que su secretaria trataba desesperadamente de sacarle en el primer vuelo de Finnair, en algún punto del mundo, con destino a Helsinki.
Qué maravilla los finlandeses: han avanzado tanto que su gobierno se desvive por echarles una mano para que nada empañe su bienestar.
Traspolemos el caso a la Argentina, no el del 7% de endeudados críticos, porque ese porcentaje acá no existe, sino para ver en qué cuestiones los ciudadanos deberíamos educarnos primero. Proponemos que sea en las siguientes:
- Que todos los habitantes de la nación argentina somos iguales ante la ley.
- Que el pueblo no delibera ni gobierna, sino por medio de sus representantes.
- Que el Congreso no puede conceder al Poder Ejecutivo facultades extraordinarias ni la suma del poder público.
- Que los miembros del Congreso tienen fueros solo para poder expresar sus opiniones o discursos libremente durante sus mandatos.
- Que en ningún caso el presidente de la Nación puede ejercer funciones judiciales, arrogarse conocimiento de causas pendientes o restablecer las fenecidas.
No hace falta llamar a ningún técnico, licenciado, magíster o doctor. Alcanza con leer los artículos 16, 22, 29, 68, 75 y 109 de la Constitución Nacional.