Liderazgo: las piedras de la memoria
Los directores de una empresa dedican alrededor del 80% de su tiempo a gestionar a otros, a preparar y facilitar reuniones donde tienen que coordinar temas entre áreas, y solucionar problemas con sus reportes
Marcela entró a trabajar en una multinacional como joven profesional. Resultó ser muy buena en lo que hacía, por lo cual, al poco tiempo su jefe le asignó más tareas. Al año siguiente la promocionaron a un puesto de mayor responsabilidad y exposición. Continuó con su carrera ascendente hasta que llegó a ser gerente y… ¡ups!, ahí empezó a tener problemas, ya no le iba tan bien. Marcela comenzó a dar órdenes, dejó de escuchar a sus reportes, perdió perspectiva y la mayor parte del tiempo estaba malhumorada.
Te cuento lo que relevé en mis charlas con Marcela cuando me convocaron para ayudarla: ella era muy buena para hacer sus tareas técnicas, por eso al comienzo le había ido tan bien. Pero, al llegar a gerente y comenzar a tener mucha gente a cargo, dejó de ocuparse de lo que realmente sabía hacer (lo técnico) para tener que gestionar a otros (liderar).
Son pocas las empresas que tienen una buena escuela de habilidades de management, mal llamadas “blandas”. Es decir: manejar gente. Además, no todas las personas tienen la capacidad de gestionar a otros. Si les pedís a los directores que confeccionen una lista de las tareas que hacen habitualmente y les preguntás en qué invierten su tiempo, vas a ver que alrededor del 80% del tiempo se dedican a gestionar a otros, a preparar y facilitar reuniones donde tienen que coordinar temas entre áreas, solucionar problemas con sus reportes, etcétera. Marcela, como muchos otros, se había olvidado de que su principal tarea era cuidar y desarrollar a sus reportes, al igual que lo habían hecho con ella cuando entró en la empresa.
Los ejemplos, las historias y anécdotas son ideales para conocer, comprender, procesar e internalizar conceptos. En el caso de la responsabilidad que tenemos como líderes, me vienen a la memoria dos situaciones. La primera se refiere a un texto tomado de la Biblia que recibí por mail. Narraba que, hace miles de años, el sumo sacerdote del pueblo hebreo llevaba un ropaje especial que consistía en una túnica y un chaleco con dos piedras incrustadas a la altura de los hombros, llamadas las “piedras de la memoria”. Estas piedras de la memoria debían servir como recordatorio constante de que él estaba al servicio del pueblo, y no al revés. No por casualidad tenía dos piedras en los hombros: estas representaban el peso de atender a una nación. Algunos líderes, cuando llegan a un puesto de mucha autoridad, y especialmente CEO, confunden la responsabilidad que les fue otorgada, se “marean” con los mensajes negativos de su ego, tienen actitudes que carecen de humildad y olvidan que en realidad están ahí al servicio de otros.
La segunda anécdota que quiero compartir es sobre un cliente, quien me comentó que se quejaba constantemente de sus reportes, hasta que un día su jefe se hartó y le dijo: “No quiero que te vuelvas a quejar de tus reportes nunca más. Vos estás en una posición de liderazgo porque tenés mayor capacidad y experiencia que ellos, por ende, tenés que ayudarlos en su desarrollo y no quejarte. ¡Si ellos fuesen tan buenos como vos, estarían en tu posición y no en la de ellos, así que te invito a que cambies tu actitud y empieces a ayudarlos!
Esta historia me quedó grabada a fuego. Me sirve siempre para recordar cuál es mi responsabilidad con respecto a la gente que tengo a cargo, particularmente cuando me toca trabajar con gente que no me es tan afín o en entornos desafiantes. Espero que a vos también te sirva como recordatorio. El tema de la responsabilidad en la gestión de personas es una de las claves del éxito de los buenos ejecutivos.
*Daniel Posternak es socio de WP Consultants y autor del libro “Ahora me toca a mí, cómo liderar equipos”