Las redes sociales, vidrieras de la impunidad
Además del terrible saldo de víctimas, comercios destrozados y saqueados, comerciantes indignados y una ciudadanía azorada ante la falta de respuesta de las instituciones del Estado, los #SaqueosEnCórdoba dejaron al descubierto, una vez más, que las redes sociales también son el espejo del lado más oscuro de la sociedad.
No es la primera vez que individuos que delinquen suben a sus perfiles en Facebook fotos con armas o con los botines de un acto vandálico como si las redes fueran vidrieras de exposición de valiosos tesoros. Incluso, aún hoy, hay perfiles donde se invita a realizar saqueos en los próximos días.
Hace algún tiempo Paula Sibilia, antropóloga y autora de La intimidad como espectáculo, señalaba en una entrevista que "hay sitios en Internet donde se pueden confesar secretos para que los vea todo el mundo. La gracia es confesar algo privado", y esta observación resulta clarificadora para empezar a comprender algo que al resto nos resulta inaudito. Es que pareciera, justamente, que la motivación de estos sujetos es mostrar al mundo a través de las redes aquello íntimo, oculto, inconfesable que en otros tiempos ni se permitían decir en voz alta.
Cuando vemos estos nefastos hechos reflejados en los mismos espacios que usamos para lograr objetivos positivos, el idilio se diluye
Un hecho que es punible y condenable para el resto de la sociedad y para otros resulta excitante mostrarlo públicamente. Genera perplejidad semejante osadía.
Habitualmente ponderamos el uso de las redes sociales con fines tan valiosos como la organización de grupos para acciones solidarias, como espacios movilizadores de individuos que juntos conforman masas poderosas de reclamos por hechos injustos, porque entendemos que por primera vez podemos comunicarnos de una forma directa para lograr acciones colaborativas y beneficiosas para muchos.
Pero más allá de estas reflexiones sobre la forma en que los usuarios se apropian de las redes sociales, cuando vemos estos nefastos hechos reflejados en los mismos espacios que usamos para lograr objetivos positivos, el idilio que tenemos con los medios sociales se diluye por un rato y entendemos que las instituciones deben también ser parte de esta sociedad digital y actuar: ¿Puede la Justicia intervenir e iniciar una investigación para dar con estos delincuentes exhibicionistas?. Como aseguran Francis Pisani y Dominique Piotet en La Alquimia de las Multitudes, "estimulante y prometedor, el fenómeno de las webs 2.0 no sólo tiene aspectos positivos. Es también, un desafío para las instituciones".
Vanina Berghella