Loable iniciativa solidaria en Jujuy
La solución de la gravísima crisis que está afrontando el país requiere, entre otros elementos curativos, desinterés y creatividad. Desinterés, para no recaer otra vez en la amenazante trampa tendida por los egoísmos sectoriales, y creatividad, a fin de darles estructuras concretas y eficientes a las múltiples iniciativas que van siendo formuladas desde los más diversos sectores de la sociedad con el positivo propósito de rescatar a la Argentina del hondo marasmo en que se está debatiendo.
Por el momento, no sobran, aunque tampoco escasean, proyectos de esas características. En su mayor parte, se trata de propuestas emanadas de nucleamientos sociales en los que se hizo carne la comprensión de que se está viviendo una situación límite, agravada por factores tales como el paulatino deterioro de la confianza, la evaporación de la autoestima y la acuciante sensación de que están agotadas -o poco menos- las ayudas convencionales.
No todo está perdido. Tan arraigado sentimiento alienta y alimenta esos esfuerzos que, sobre la base de la participación solidaria, luchan contra el reloj para poner manos a la obra en procura de desarraigar los inconvenientes provocados por lustros de predominio de los individualismos, el desgaste de las instituciones y las desigualdades sociales. Tienen en mente -y a ello orientan sus esfuerzos- introducir valores que ninguna persona de bien rehusaría compartir: la armonía, la tolerancia ante el disenso, el respeto por las diferencias, la comunicación veraz y fluida, el compromiso personal y la responsabilidad de trabajar en conjunto por el bien de la comunidad.
Una de esas empresas colectivas es el Pacto de la Bandera por el Reencuentro y la Paz de los Sociales, nacido el 12 de octubre último y suscripto por numerosas entidades públicas y privadas de la provincia de Jujuy, en calidad de respuesta a la convocatoria formulada por el obispo local.
Tiene por meta esencial el obrar con generosidad y grandeza de espíritu para restablecer la equidad y fortalecer la convivencia. Para lograrlo, los firmantes se han comprometido a trabajar en la elaboración conjunta de un plan estratégico participativo "en el cual se definan por consenso las políticas de Estado que superen a las personas, a las organizaciones, a los intereses e ideologías, en pos del desarrollo sustentable y para preservar la paz de nuestro pueblo".
En la medida en que iniciativas de esta clase se reproduzcan y se extiendan, crecerá en los argentinos la esperanza y estaremos más cerca de sentirnos parte de una sociedad más noble y solidaria.