Logros, más allá de las críticas
Diana Conti Para LA NACION
La matriz constitucional argentina para la designación y remoción de jueces siempre fue de naturaleza política. Con anterioridad a la reforma constitucional de 1994, los jueces de la Corte Suprema de Justicia y de los demás tribunales inferiores de la Nación eran designados por el presidente de la Nación con acuerdo del Senado.
La remoción, por las causales constitucionales, procedía por acusación de la Cámara de Diputados ante la del Senado, que enjuiciaba.
Hoy ese sistema rige sólo para la Corte Suprema de Justicia de la Nación, con la limitación que se impuso el Poder Ejecutivo por los decretos 222/03 y 588/03, por los cuales la ciudadanía puede impugnar las candidaturas.-
Para el resto de magistrados nacionales y federales, la última convención constituyente introdujo el Consejo de la Magistratura, en el que incorporó a jueces de todas las instancias, abogados y académicos en las funciones que venimos referenciando.
Como se advierte, si bien la matriz constitucional original se diversificó, ella resulta preponderante pues se mantiene incólume para el máximo tribunal.
La reforma, en su artículo actual, el 114, exige "procurar el equilibrio" entre los distintos estamentos y una ley especial que lo reglamente. Sólo se logró tal consenso en 1998, e incorporó al presidente de la Corte cuando no es ése un tribunal de instancia.
Sin perjuicio de ello, el Consejo de la Magistratura recibió en su devenir varias críticas. La más rescatable es respecto del sistema de selección de candidatos a jueces, que se fue modificando en algunos detalles al menos diez veces en los primeros ocho años de la vida del organismo.
Modificada la ley de creación del Consejo, y a dos años y medio de su vigencia real, hay logros tales como la publicidad de todos sus actos, pero no bastan, y hay críticas.
Sin embargo, no es la modificación del número de consejeros lo que callará las objeciones, sino mayor transparencia, esfuerzo de trabajo y amor por una justicia que debe ser independiente y democrática.
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