Los anacronismos peronistas
La aceleración de las conversaciones por la unidad del peronismo bonaerense de cara a las elecciones de octubre deja traslucir los temores que existen respecto del rendimiento electoral de Unidad Ciudadana (UC) entre sus dirigentes. Es casi unánime el consenso acerca del escaso margen de maniobra para conseguir nuevos votos por fuera de los obtenidos en las PASO. El esfuerzo por alcanzar ese acuerdo es proporcional al invertido en imaginar cómo conservarlos.
El homenaje del 6 de septiembre a Antonio Cafiero quedó aprisionado en esta tensión. Un acto curioso para quien gobernó apenas cuatro años -los primeros- de los 28 que tuvo el ciclo de poder peronista en la provincia de Buenos Aires. Casi tan curioso como el hecho de que Cristina Kirchner enviase a La Cámpora en adhesión: ella y su fallecido esposo impugnaron en su momento a Cafiero por haber servido a Isabel Perón como ministro de Economía.
A su modo, los gobernadores adhirieron a la evocación. Instaron a la Suprema Corte a dejar en suspenso el pedido de resarcimiento del Estado bonaerense por la coparticipación, en la reunión celebrada el mismo día en la Casa de San Juan. Es decir, piden lo opuesto de lo que los bonaerenses aguardan de la Justicia desde hace décadas.
Además de la renuencia a revisar su pasado y reconocer sus traspiés, el peronismo se arroga el derecho de revisar la historia para mostrarse como una causa nacional sometida a conspiraciones. Pero hoy el viejo partido está envuelto en otra contradicción mayor: saber qué representa y a quién en su indudable vocación de poder. Una tragedia, para un partido que se reivindica como una corriente en condiciones de organizar a la sociedad para proveer felicidad al pueblo con la redistribución del ingreso, pero en armonía con empresarios y trabajadores para dar impulso a la producción.
A esta utopía del primer peronismo apeló Néstor Kirchner con la urgencia de superar el 22% de los votos con los que llegó a la presidencia. Pero en 2008 esa fantasía entró en colisión con el campo, primero; la prensa, después, y, por último, con la opinión pública. Y sonaron cantos de sirena que los intendentes del conurbano oyeron para traicionarlo en la derrota electoral de 2009.
Si fue así, el fenómeno podría repetirse y desnudar la resistencia del peronismo al cambio que la ciudadanía promovió a través de las redes en la última década. Ese cambio arrasa con instancias de mediación entre el Estado y la sociedad cuya morosidad y falta de transparencia abren dudas sobre su eficacia. El peronismo no es inmune a los efectos de la revolución tecnológica y padece la modificación de criterios convencionales de influencia, autoridad y poder, todo lo que reduce drásticamente la probabilidad de mantener un statu quo.
Con su pedido a la Corte, los gobernadores pretenden mantener un statu quo sin repasar la experiencia de la CGT: la denuncia de un "ajuste neoliberal" es insuficiente para defender convenios por productividad que datan de 1975. Camioneros es uno de los grandes gremios en riesgo: de ahí el retorno de los Moyano a las proximidades del kirchnerismo, pese a que el argumento del ajuste fracasó en boca de los intendentes del GBA para las PASO. Cambiemos mejoró el resultado de las elecciones de 2015 en 25 de los 26 distritos del conurbano, de acuerdo con la consultora Synopsis.
El resultado de las PASO es un voto de amonestación al peronismo por no haberse incorporado a una dinámica que estimula el intercambio de flujos de información y la abolición del secreto como recurso en el ejercicio del poder. Esta práctica novedosa irradia un proceso de democratización irresistible que permite actualizar, en tiempo real, agendas y temas de debate.
Cristina apareció sonriente en un café de Merlo luego de asistir en esa ciudad a la misa por Santiago Maldonado y ser increpada por Mónica Bottega, madre de una víctima de la tragedia de Once. No exhibía preocupación por las "fuerzas oscuras" que percibió en los incidentes que ocurrían, mientras tanto, en la Plaza de Mayo. Una coincidencia temporal que no tuvo buena acogida en las redes. Fue su última alusión pública al artesano desaparecido.
La fotografía distribuida tras el homenaje a Cafiero reproduce el error y provoca el efecto contrario al deseado. Exhibe una concordia de cúpulas de la que el público desconfía. Más que la derrota, que parece admitida, el peronismo enfrenta un riesgo de supervivencia si no corrige sus anacronismos.
Analista político