Los consensos que serán necesarios tras las elecciones
Nuevo pacto fiscal y reforma política y judicial son los temas cruciales para revitalizar la república
Parafraseando lo que repiten los adictos anónimos en rehabilitación, los argentinos deberíamos recordar que somos antirrepublicanos y populistas "en recuperación". Ni la república está recuperada ni está despejado el camino al desarrollo económico y social. Más allá de las motivaciones pragmáticas que orientan el voto, la sociedad debe saber que cuando confrontamos pasado y futuro, como en las próximas elecciones, estamos optando por mucho más que grados de transparencia y eficacia en una gestión: estamos eligiendo rumbos alternativos para solucionar las urgencias del presente y abordar los desafíos futuros.
Los dichos de Fernanda Vallejos, candidata a primera diputada nacional por Unidad Ciudadana, representan mucho más que una chicana política de inicio de campaña. "La transparencia estaba en el gobierno anterior, la corrupción es un invento de los medios", expresó la candidata. "El poder económico, judicial y mediático que sostiene a este gobierno no para de intentar ensuciar al gabinete saliente y no pudo encontrar nada. La corrupción es lo que vivimos hoy, la corrupción estructural que atraviesa a todos los gobiernos liberales." Así, Vallejos está reivindicando un pasado populista y antirrepublicano exacerbado por el gobierno anterior, pero muy arraigado en la sociedad argentina.
El doble estándar moral para exculpar al ex vicepresidente tiene una larga tradición facciosa. Todavía recordamos la genuflexión de muchos intelectuales de izquierda para minimizar e ignorar los crímenes y delitos de lesa humanidad que se cometían en países comunistas. Ni qué hablar de otros fanáticos de la extrema derecha buscando racionalizar los horrores del holocausto nazi. Es que la "raza superior" o la "lucha de clases" se han usado desde hace tiempo como fines para justificar los medios. Peor, convivimos con fanatismos religiosos premodernos que en aras de los fines santifican los medios (el asesinato se exalta como martirio). En la "modernidad líquida", el doble estándar moral que usa Vallejos abreva en el relato populista (amigo-enemigo/pueblo-antipueblo) que potenció el kirchnerismo. En pleno auge del relativismo moral y de las verdades "líquidas", ahora es el relato el que redime. No importa si las conductas en cuestión tipifican figuras penales varias; el "enemigo" representa intereses espurios que lo inhabilitan como acusador, denunciante o juez. El Boudou de raíces neoliberales es transformado por el relato en víctima del neoliberalismo. Pero Vallejos fue más allá en su exposición de ideas al denunciar "la corrupción estructural de los gobiernos liberales", una convicción compartida por muchos compatriotas.
Arturo Enrique Sampay, quien fue presidente de la comisión redactora de las reformas de la Constitución de 1949, en su libro Crisis del Estado liberal burgués conjuga los argumentos del español Donoso Cortés y del alemán Carl Schmitt en su crítica al liberalismo y al régimen de división de poderes de las democracias liberales. Según estos pensadores, la democracia en los regímenes liberales es sólo formal y no tiene el ethos que inspira a los pueblos a vivir en comunidad. Por eso expresa una sociedad decadente. Carl Schmitt planteó la política como conflicto y del conflicto derivó la confrontación "amigo-enemigo", "pueblo-antipueblo", en la que abrevó el intelectual populista inspirador de los K Ernesto Laclau. Como los marxistas y los fascistas, los populistas también piensan que la democracia liberal (la de nuestra Constitución) da cobertura a una organización económica injusta y corrupta que identifican con el sistema capitalista. Aunque la generalización que hacen se da de bruces con la democracia liberal de los escandinavos, por ejemplo, y es incapaz de explicar el giro chino a la economía de mercado con un régimen de partido único, la Argentina no ha podido desde el golpe del 30 exorcizar la idea de que la democracia de la Constitución es débil y que la suma de consensos políticos dentro de su marco es signo de resignación y contubernio. El poder, en la visión de estos críticos, se ejerce con un Congreso sumiso y una justicia dependiente. Sin embargo, el populismo en sus versiones más o menos autoritarias no puede exhibir ni una sola experiencia de desarrollo exitoso en la economía comparada, y entre nosotros ha repetido fracasos.
Por todo esto, el debate de ideas entre la opción republicana y la opción populista pone en juego mucho más que una gestión: elegimos los instrumentos institucionales del cambio. En los rumbos alternativos se definen la división y la independencia de los poderes, la alternancia, los controles, la libertad de expresión, el pluralismo, el rol de los partidos políticos, la cantidad y la calidad de los bienes públicos que presta el Estado, su financiamiento, el desarrollo económico y social inclusivo, la creación de empleos formales y la superación de las lacras de la pobreza y la exclusión que nos avergüenzan. En los rumbos alternativos también se juegan el rol del diálogo y la necesidad de generar consensos básicos para reconciliar las urgencias del presente con las demandas de un futuro que el cortoplacismo ha ignorado. Los consensos básicos permiten la coexistencia de un poder limitado y equilibrado con la posibilidad de atender las prioridades presentes y de generar un proyecto colectivo en una sociedad plural. Los consensos son consustanciales con la república.
Y los consensos básicos liminares para pavimentar la ruta republicana son tres: un nuevo pacto fiscal, una reforma política y una reforma judicial. Ya existen proyectos de leyes para avanzar en estos acuerdos; resta la voluntad política y el respaldo electoral que se definirá en octubre. El pacto fiscal tiene mandato constitucional y plazos vencidos. Se trata de negociar y acordar entre la Nación y las provincias (éstas con los municipios) potestades tributarias, de gasto y de endeudamiento. La reforma política incluye la boleta electrónica y la homogeneización del calendario electoral, además de un régimen que dé transparencia en el financiamiento de la política. Hoy se agrega la discusión sobre las PASO. La reforma judicial incluye la reforma del Consejo de la Magistratura y del Ministerio Público Fiscal. Tiene desafíos propios en los distintos fueros con miras a reducir los tiempos procesales de las sentencias y a dotar a la maquinaria jurisdiccional de la eficacia y transparencia que imponen los tiempos. A partir de estos consensos básicos plasmados en leyes, vendrán otras políticas de Estado que irán forjando el proyecto de futuro.
Siempre es bueno recordar la repetida frase de Keynes inserta en la última página de la Teoría general de la ocupación, el interés y el dinero: "Las ideas de los economistas y los filósofos políticos, tanto cuando son correctas como cuando están equivocadas, son más poderosas de lo que comúnmente se cree. En realidad el mundo está gobernado por poco más que esto... Estoy seguro de que el poder de los intereses creados se exagera mucho comparado con la intrusión gradual de las ideas". Son las ideas, mucho más que los intereses, las que tienen a la Argentina varada en el subdesarrollo, con crisis institucionales periódicas e índices alarmantes de pobreza y exclusión.
Doctor en Economía y en Derecho