Los empresarios K perdieron la protección
La cúpula empresarial que hizo fortunas al amparo del kirchnerismo terminó tras las rejas o con pedido de captura. Dos años después de que Cristina Kirchner dejó el poder Lázaro Báez está a punto de cumplir 18 meses detenido y Cristóbal López está siendo buscado por todas las fuerzas de seguridad el país.
López y Báez no son lo mismo. Pero cada uno supo obtener durante la década pasada importantes beneficios económicos que llevaron a que ambos construyeran sendos imperios. Claro que ninguno de ellos pudo llegar adonde llegó si no hubiera sido por la ayuda de los funcionarios que estaban en el poder y que hoy también están detenidos o con pedidos de detención. Julio de Vido, está preso, José López, está preso, Roberto Baratta, está preso, Ricardo Jaime, está preso y sobre Cristina Kirchner pesa un pedido de desafuero para encerrarla en prisión.
El único que hasta ahora venía zafando era el ex jefe de la AFIP Ricardo Echegaray, solo alcanzado por acusaciones menores. Venía indemne en el caso Ciccone, pero ayer fue procesado por el juez Julián Ercolini por otorgarle planes especiales y generales a López que le permitió no pagar los impuestos que adeudaba. Echegaray evitó complicaciones en el caso de Báez, pero no lo logró en el caso de López.
El capital no tiene ideología. Otros empresarios, ideológicamente más lejos del kirchnerismo, pero que igualmente fueron beneficiados por sus políticas, están en la mira de la Justicia.
El caso del enriquecimiento súbito de Lázaro Báez es el más resonante. Pasó en meses de cajero del Banco de Santa Cruz a convertirse en uno de los mayores empresarios de la obra pública en la Argentina. Fue favorecido con el 80 por ciento de la obra pública de Santa Cruz y su fortuna decomisada por la Justicia asciende a 2734 millones de pesos. Terminó procesado por lavado de dinero junto con sus hijos, beneficiarios finales de cuentas abiertas en bancos suizos a nombre de empresas radicadas en Panamá.
Báez se benefició de la obra pública y terminó construyendo el mausoleo de su demiurgo, Néstor Kirchner. Era su alter ego para los negocios y esa relación duró hasta la muerte del ex presidente. No la conservó con Cristina Kirchner. De hecho, la hipótesis del Gobierno -expresada a través de la Unidad de Información Financiera- es que parte de la fortuna de Báez es de los Kirchner. Báez podrá pedir en abril salir en libertad, pues va cumplir dos años en prisión preventiva sin condena.
López es otra cosa. De hecho, si es detenido en las próximas horas empezará a cumplir prisión preventiva. Ya era empresario en Comodoro Rivadavia cuando Báez atendía detrás de la ventanilla del Banco de Santa Cruz y nunca había probado el cuero del tapizado de una Porsche Cayenne y un Audi.
López manejó el negocio del juego con casinos en el sur, pero su principal actividad fueron las máquinas tragamonedas de los barcos casino en Puerto Madero, obra de Carlos Menem, y en el hipódromo de Palermo. En el Hipódromo hay 4500 tragamonedas y en los barcos casino otras 1200. Mauricio Macri como jefe de Gobierno de la ciudad se benefició de las regalías del juego. Mientras Kirchner prorrogaba la concesión de las tragamonedas del casino hasta 2032 y “obligaba” a López a agregar miles de máquinas, con la excusa de que parte de la recaudación se destinara a Desarrollo Social, Macri recibía parte de las regalías del juego.
López extendió su imperio. Formó el grupo Indalo con empresas agropecuarias y petroleras. Compró los activos de Petrobras en la Argentina y fondeó su holding con más de $ 1200 millones en impuestos que dejó de pagar a la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP). Lo hizo durante más de un año y luego incluyó esta deuda tributaria en un plan de pagos a 10 años, que licua lo adeudado gracias a una tasa de interés inferior a la inflación. López y su socio Fabián de Sousa también usaron el fondeo generado por esos impuestos impagos para financiar empresas del Grupo Indalo, entre otras, la Inversora M&S y Oil M&S, con las que pagaron los salarios en Paraná Metal y completaron la llegada al Banco Finansur y a medios que eran del empresario Daniel Hadad. El más importante era C5N.
Pero Hugo Alconada Mon descubrió y publicó en LA NACION que López retuvo impuestos a los combustibles por 8000 millones de pesos. Con ese dinero que no aportó al fisco hizo crecer su imperio económico. En la Justicia esta causa es la que terminó con un pedido de captura porque intentó desprenderse de sus bienes embargados.
López quedó procesado por el caso Los Sauces, donde está acusado de pagar alquileres a Cristina Kirchner como compensación por los negocios recibidos. Báez también. Pero, además, Báez está procesado por lavado de dinero y un fraude con los millones de pesos recibidos para obra pública vial en la provincia de Santa Cruz.
López decía que no era lo mismo que Báez, pero las maniobras de las empresas de ambos terminaron de la misma manera en la Justicia: con concursos de acreedores truchos y con uno preso y el otro prófugo de la justicia.