Los once minutos en los que la Copa América se fue de la Argentina
El gobierno argentino está en tiempo suplementario. Es la noche del domingo 30 de mayo, y le debe a la Confederación Sudamericana de Fútbol (Conmebol) una respuesta. La Copa América 2021 está en el air y Alberto Fernández tiene apenas dos aliados para organizarla: Matías Lammens (ministro de Turismo) y Santiago Cafiero (jefe de Gabinete). Está en inferioridad numérica, como un equipo que juega con 10 o con 9 futbolistas. En los últimos días, el kirchnerismo bonaerense, encabezado por Axel Kicillof, ya le marcó la cancha. No quieren al torneo sudamericano en estas tierras y se lo hacen saber.
“Tiempo. Necesitamos tiempo”. Ese domingo, los dirigentes de la Conmebol escuchan la palabra mágica decenas de veces. Pero si algo no tiene el torneo de selecciones más antiguo del mundo es, justamente, tiempo. El fixture marca que el partido inaugural debe disputarse el 13 de junio. A la Copa América le quedan dos semanas y es una copa errante: Colombia, el co-organizador, ya declinó su porción de partidos por los problemas internos. Desde hace 20 días, la Argentina es la suma de todos los planes: A, B, C, D...y hasta la Z. En Luque, en las afueras de Asunción del Paraguay donde está la sede de la Conmebol, esperan la señal de Alberto Fernández.
Pero la fumata blanca jamás le llega a la Copa América en la Argentina. Pasada la tarde, los funcionarios del gobierno que impulsaban la organización en el país empiezan la rendición. “Muy difícil, che”, dice una fuente. “Complicado”, agrega otra. El WhatsApp, la herramienta de este milenio, se llena de notificaciones. A la hora de la cena, en Paraguay dan por hecho lo inevitable: Argentina hará un comunicado para bajarse.
El gobierno argentino está 30 horas pasado de plazo. Se toma a pecho el tiempo adicional que pidió a Conmebol. No hay parte oficial. No hablan ni Fernández ni Cafiero ni Lammens. La voz cantante es Wado de Pedro, ministro del Interior, en una entrevista televisiva. A las 22.29, De Pedro blanquea la decisión política: “Vemos muy difícil que se pueda jugar la Copa América en nuestro país”. Toda una señal: un camporista comunica que se impuso la línea dura dentro del gobierno. Victoria del tándem Cristina Fernández de Kirchner y Axel Kicillof. Derrota de Fernández, que arrastra a la Conmebol.
Los teléfonos vuelven a arder, como si fuera una tarde de viernes y no una noche de domingo. “¿Vieron lo que acaba de decir el gobierno argentino?”, es la pregunta para los dirigentes de la Conmebol. “Oficialmente no nos dijeron nada”, responden. Era una contestación políticamente correcta. Al caer la noche, Conmebol ya pensaba en alternativas para paliar la decisión argentina de no hospedar el torneo. Pasan 11 eternos minutos. Tras esos 660 segundos, y a las 22.49 del domingo, Conmebol “agradece” el esfuerzo del gobierno argentino y asegura mediante un mensaje en sus redes sociales que evaluará las otras ofertas que tiene para organizar la Copa América. A esa altura, la más errante de la historia.
Hay enojos de los dos lados. El gobierno entiende que Conmebol no tenía derecho a comunicar por su cuenta que la Argentina estaba fuera de carrera para organizar la copa. Conmebol está convencida de que le hicieron perder el tiempo. El pase de facturas llega hasta la AFA, que ni siquiera había sido convocada a las reuniones organizativas. Hasta último momento esperaron en Paraguay un apoyo irrestricto a la candidatura argentina por parte de los futbolistas del seleccionado. ¿Un video de Messi? ¿Un posteo en redes sociales de Lautaro Martínez? ¿Un tuit de Angel Di María? Hubo quienes pensaron que la AFA podría haber hecho más para defender una chance única: organizar la última Copa América de Lionel Messi. El mensaje nunca llegó.
Muerta la chance de Argentina, comenzaron las especulaciones sobre la sede. El escenario se pareció al de diciembre de 2018, cuando la Conmebol decidió mudar la final de la Copa Libertadores del estadio Monumental de Núñez. Boca y River debían jugar el partido de vuelta, pero se suspendió dos veces. Mendoza, Medellín, París, Doha...fueron algunas de las ciudades mencionadas en ese tutti-frutti de ciudades. La Copa América, por un instante, aparece en Estados Unidos. “Después de todo, acaban de organizar las 500 millas de Indianápolis con 135 mil personas en las tribunas y están casi todos vacunados”, dicen algunos. Conmebol, en rigor, piensa en logística. En Estados Unidos, es cierto, hay vacunas. Pero no hay tiempo para organizar todo. Lo mismo ocurre con la locura de Doha, la capital qatarí, mencionada otra vez porque llegar allí sería fácil: la aerolínea del pequeño país petrolero es sponsor principal de la Conmebol. Otros hablan de Europa. Los más desconfiados dudan que el torneo, al final, se juegue. La Copa América termina el domingo sin sede. La tendrá recién al día siguiente y será por descarte: Brasil.