Los rusos no piden permiso
Los argentinos somos expertos en enredarnos en discusiones que ni siquiera son materia de debate en buena parte del mundo. Que lo digan los rusos, si no, en cuyo territorio nadie se anima a decir siquiera una palabra cuando a la policía se le va un poco la mano cuando de reprimir protestas se trata. Como pasó ayer, cuando miles de personas salieron a las calles a protestar contra la corrupción en distintas ciudades del país. La protesta, es cierto, había sido prohibida. Pero tampoco es que el bueno de Vladimir Putin se digne a autorizar demasiadas marchas opositoras. Al hombre de la foto parecen llevárselo con toda delicadeza. No sabemos si corrió la misma suerte que el líder opositor Alexei Navalny, que vio el final de la marcha desde un calabozo. El zar Nicolás, los millones purgados en los tiempo soviéticos y hasta los habitantes de Crimea y Aleppo lo saben demasiado bien: los rusos casi nunca piden permiso.