La opinión del periodista en La Cornisa, el programa que conduce los domingos en LN+
¿Es lógico que las dos personas más importantes del país, nos tengan en vilo a todos, en el medio de una pandemia y una crisis económica y social brutal? ¿Alberto Fernández y Cristina Kirchner se detendrán a pensar por un momento en el enorme daño que nos están haciendo?
El presidente de la Unión Cívica Radical, Alfredo Cornejo, los consideró “dos enormes irresponsables”. ¿Vos no?
El jueves Alberto, golpeado, con su gobierno intervenido, habló. Pero Cristina lo ignoró. Vos pudiste ver cómo y de qué manera.
Hoy los principales editorialistas del país están afirmando que el vínculo está roto. Que el Gobierno no tiene plan ni rumbo ni puerto ni horizonte. Que es por eso que 8 de cada 10 jóvenes se irían del país, si pudieran. Pero no hace falta que te lo digan los analistas. ¿Se nota en la calle no?
¿Pero qué dicen y qué hacen Alberto y Cristina, además de echarse la culpa de la derrota mutuamente? ¿En serio, es todo lo que el Presidente tiene para ofrecer? ¿No lo estarían degradando un poquitito con esta especie de timbreo versión “K”? ¿Y qué dice y qué hace Cristina, después de la carta bomba y la presentación berreta e irresponsable encabezada por el ministro del Interior, Eduardo Wado de Pedro?
Sigue operando, hacia adentro y hacia afuera, para satisfacer su única obsesión: sacarse de encima las causas por corrupción y lavado y al mismo tiempo meter a Mauricio Macri, María Eugenia Vidal y Horacio Rodríguez Larreta en el mismo barro de desprestigio y deshonestidad en el que ella chapotea desde hace por lo menos 15 años.
¿Qué pretende la vice? Romper todo. Generar estrépito. Como lo hicieron con Santiago Maldonado, o las 14 toneladas de piedras que arrojaron con violencia para impedir la aprobación de una fórmula para calcular el aumento a los jubilados. (Fórmula que era más beneficiosa que la que convalidó el gobierno del Frente de Todos).
¿Y que dice y que hace el jefe de gabinete “hiperquinético”, Juan Manzur? Por un lado, presiona al ministro de Hacienda, Martín Guzmán, con su estilo campechano: “Martincito: aflojá la billetera”. Es decir: otra decisión irresponsable, que alimenta el círculo emisión/ inflación/ demanda de dólares y liquidación de reservas. Y por el otro encomienda la Argentina a Dios.
¿Y qué dice y qué hace el nuevo viejo impresentable ministro de Seguridad, Aníbal Fernández, en vez de ponerse a trabajar en serio contra la ola de asesinatos en Rosario y la ola de inseguridad con epicentro en la provincia de Buenos Aires, cuyo responsable es el ministro comentarista Sergio “Macaya” Berni? Pero Aníbal no gestiona. Solo se dedica a insultar a Elisa Carrió, sin que a las sororas del feminismo oficial se les mueva un pelo.
Mientras tanto, hay millones de argentinos en carne viva, por la pandemia, que ya dejó más de 115 mil muertos, la pérdida del trabajo y el pase sin escalas de la clase media a la pobreza. Millones de argentinos angustiados, que se hacen oír cada vez que le ponen un micrófono delante, para que el mensaje llegue nítido a sus destinatarios.
Lo único que tenían que hacer sí o sí era conseguir las vacunas y aplicarlas de inmediato. Pero las consiguieron tarde y las siguen usando mal. Se las aplicaron, primero, entre ellos mismos, y después a los amigos. Armaron una casta de vacunados VIP, mientras nos retaban, nos mantenían encerrados y con las escuelas sin abrir. Encima nos acusaban de anti vacunas, irresponsables y hasta asesinos, mientras ellos festejaban sin protocolo ni control.
Pero volvamos al desastre de gestión que vienen haciendo, desde que a Cristina, la gran estratega, ungió con el dedo la fórmula contra natura con ella como vice y Alberto como jefe de Estado.
- Generaron cuatro nuevos pobres por minuto.
- Un nuevo indigente cada 60 segundos.
- Sumaron a la pobreza casi dos millones de argentinos que antes pertenecían a la clase media.
- Cerraron decenas de miles de pymes.
- Hicieron que perdieran el empleo varios cientos de miles de personas gracias a la cuarentena eterna que nos tiraron por la cabeza.
- La inflación creció a un ritmo de más del 50 por ciento anual.
- Los precios de los alimentos aumentaron el doble o el triple.
- El dólar paralelo estaba a 60 pesos y hoy cotiza casi a 190 pesos.
Y como si esto fuera poco, en vez de tratar de cambiar todo lo que hicieron mal después de la derrota, insisten con la doctrina Daniel Gollán, un dirigente que constituye la síntesis perfecta que lo que son: ignorantes, pero con una enorme soberbia y un profundo desprecio por la dignidad de las personas que dicen cuidar.
Porque mientras Alberto y Cristina se pelean, el país se incendia, todos los días, un poquito más. Y todavía quedan 41 días para las elecciones generales del domingo 14 de noviembre. Y dos años más para unas nuevas elecciones que nos permitan salir de este engendro. Y esto va especialmente para la vicepresidenta: no insista con el truco de siempre.
La mayoría de los argentinos ya se dieron cuenta que no es suficiente hablar de corrido y mostrar indignación para gobernar bien un país. Hágase un favor: mírese al espejo y asuma su fracaso. Usted gobernó mal. No pudo con la pobreza, la inflación ni la desocupación. Usted lo puso a Alberto. Y usted lo esmeriló desde el minuto uno, hasta vaciarlo casi por completo de poder. ¿Acaso no se siente responsable por el desbarajuste que usted misma generó?