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A continuación, sus principales conceptos:
Acaba de ocurrir algo previsible, algo que estaba anunciado que ocurriría en Brasil : la consagración de Jair Messias Bolsonaro como presidente, después de una campaña muy agresiva y tensa, con un país partido en dos. Lo cual es raro para una Nación que ha privilegiado el consenso sobre el conflicto, una cultura política muy distinta de la argentina
Ya está caracterizado suficientemente Bolsonaro como una especie de neofascista, como un hombre que tiene cuestionamientos muy radicales respecto del sistema democrático, que ha dicho cosas muy contundentes en ese sentido
De esa caracterización intentó moverse Bolsonaro en su primer discurso como presidente electo de Brasil: dijo que él sería el garante de la constitución, el garante de las libertades, que quería un país unido en el que hubiera lugar para todos los brasileños
Junto con esa moderación política que él trató de cultivar en la primera noche de la victoria, otra voz muy fuerte del entorno de Bolsonaro aparece: Paulo Guedes, quien ha dicho cosas muy importantes para la Argentina desde el punto de vista político y económico
Guedes es un economista súper ortodoxo y liberal, formado en la Universidad de Chicago; tiene relaciones muy estrechas con otros compañeros de formación de la misma escuela académica, y un admirador del modelo chileno. Dijo cosas muy contundentes, sobre todo dos: el futuro ministro de Hacienda dijo que él pretendía un shock fiscal, cuyo objetivo sería llegar en un primer año de gestión al déficit cero y, además, abrir la economía.
Dentro de esa política de apertura económica está la idea de revisar el Mercosur , seguramente revisarlo en lo que tiene de unión aduanera, es decir, lo que refiere al arancel externo común que nos obliga a negociar juntos cualquier tratado de libre comercio frente a terceros
Lo que quiere decir Guedes es que Brasil quiere en materia de comercio bajar los aranceles por su cuenta y cortarse solo
Esto puede ser muy atractivo para un Macri que piensa de manera similar. En el gobierno de Cambiemos hay una corriente muy poderosa que pretende una mayor apertura comercial, y detrás de eso estaban cuando se intentaba sellar un acuerdo con la Unión Europea
Toda la orientación que aparece ahora programática en materia económica del gobierno de Bolsonaro iría por este lado, por un ajuste ortodoxo y una economía muy favorable al mercado
El presidente electo tiene, en una Cámara de Diputados de 513 miembros, apenas 52 diputados propios, es decir que está en una minoría muy marcada en el Congreso, y en un país muy dividido. Entonces, ¿cuál es el espejo donde se mira la Argentina?
En su momento, el gobierno argentino dijo que teníamos que hacer gradualismo, no solamente por razones económicas, sino –principalmente- por razones políticas. No se puede ir a un shock de entrada –esta fue la idea central de la administración de Macri- porque no tenemos el instrumental político ni la coalición política necesaria para implementar ese shock
Jair Bolsonaro va a ir por otro camino: parece decir que no necesita demasiada potencia política para llevar adelante su programa, ¿tendrá razón?
Hay otra dimensión del programa que se va insinuando en Brasil y que va a proyectarse sobre el debate argentino: la dimensión del Estado, que Guedes quiere atacar de manera drástica, y el problema de los impuestos
Se trata de un problema que se discute poco en la Argentina, pero dada la carga impositiva que pesa sobre los contribuyentes es un debate que va a ser cada vez más usual. De hecho, ya está instalado: hoy hay una discusión en el Senado que la introduce Miguel Pichetto que busca reducir a lo mínimo posible el impuesto a los Bienes Personales. Habrá que ver si ese debate se expande y cuánto proyecta el debate brasileño sobre el argentino en esta materia
Es decir, que vamos a poder ver, así como el gobierno de Macri se justificó durante mucho tiempo en sus ajustes porque que "si no hacemos tales cosas seríamos Venezuela", ahora tenemos otro mundo posible. Vamos a ver cómo funciona una política de shock en condiciones políticas difíciles, con instrumental político deficiente en Brasil. Así veremos si era posible o no lo que le piden a Macri que tendría que haber hecho
Hay otra dimensión de la elección brasileña a escala regional: es una gran interpelación para la izquierda. En la izquierda latinoamericana hoy hay un debate que se hace sentir cada vez más fuerte, sobre todo en sus publicaciones. Aquí se ve el hundimiento electoral del PT. Lula da Silva se empecinó a ir con un candidato del PT a la elección, pese a que se le habían propuesto alternativas
El empecinamiento de Lula de ir con un PT muy cargado con las miserias del Lava Jato y el problema de la corrupción, más un gobierno de Dilma Rousseff que fue desastroso, todo eso hizo que fracasara la opción de izquierda en Brasil
Y se activa, más todavía, el debate sobre qué debe hacer un programa de izquierda en la región: pesa la experiencia venezolana, con la gente que huye del país; pesa la experiencia argentina, con el escándalo de corrupción kirchnerista y una economía que llegó con la lengua afuera; y pesa también el fracaso previsible de Evo Morales, que todo indica va a perder las elecciones a manos de Carlos Mesa
Este panorama está generando que aparezcan izquierdas de la izquierda, en la Argentina en particular, se observan realineamientos
Observamos cómo se va Felipe Solá del Frente Renovador y busca una alianza con el Movimiento Evita y Victoria Donda. Es un curso de acción que habrá que ver cómo convive con el kirchnerismo
También vimos este fin de semana el lanzamiento de otro personaje interesante: Juan Grabois, un hombre muy ligado al Papa y a su visión sobre la economía informal. Desde un movimiento social, que es la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular –no desde un partido político-, se lanza con una iniciativa que interpela al kirchnerismo porque dice que no son kirchneristas, pero que estarían dispuestos a ir con Cristina Kirchner, pero con la condición de que no se sumen los corruptos. ¿Existe esa posibilidad?
Todo esto es una agenda de problemas que aparece hoy en la Argentina ligada a una cuestión dificilísima para la izquierda: el problema de la corrupción, un tema que no tienen bien pensado, así como lo que significa la seguridad
Es incomprensible la elección de Jair Bolsonaro sin saber que en Brasil hubo el año pasado 63.000 homicidios, que hay lugares donde la tasa de homicidios es 170 personas por 100 mil habitantes, prácticamente una guerra civil. La agenda de seguridad explica la fantasía de muchos brasileños de que un grupo de militares puede venir a despejar este problema
¿Cuál es el camino que debe seguir la izquierda para esta crisis? ¿Se proyectará esto en la Argentina?
¿Cuál será el balance de la recesión? ¿La recesión podrá salvar a la izquierda kirchnerista de la corrupción? ¿Se olvidarán los cuadernos porque viene el desempleo? La gran apuesta de la izquierda es esa en la Argentina, y es el gran desafío de Macri, que piensa en una recesión breve y poco profunda
En esa dimensión, en cuánto sea el calado de la recesión, probablemente se juegue el futuro del Gobierno, pero también el futuro del kirchnerismo en una Argentina que parece estar de nuevo polarizada