Más que una novela política
Ante todo, Patria o muerte –el último libro de Alberto Barrera Tyszka, ganador del XI Premio Tusquets de Novela– puede ocasionar muchos malentendidos: a pesar de hacer foco en los estertores de la Venezuela chavista (antes de la llegada al poder de Nicolás Maduro) sería injusto con la obra –y también con su autor– priorizar cualquier perspectiva política por sobre su búsqueda estética. La política como medio para llegar al fin literario, eso debería quedar claro.
Barrera Tyszka, coautor con la periodista Cristina Marcano de una biografía sobre Chávez, ya había hecho algo similar en el excelente relato "Balas perdidas" de su libro Crímenes: ahí, a partir de la desaparición de un joven durante una manifestación, hablaba de los partidarios de Chávez, de los opositores y de quienes, un poco por confusión personal, un poco por confusión mediática, no sabían en qué país estaban. A tal punto que, en plena batalla política, los familiares de la víctima parecían perder de foco el deseo de encontrar al desaparecido. De esa confusión –y, se sabe, el malentendido está en el origen de la literatura– también trata la famosa grieta.
La referencia hacia atrás en la obra de Tyszka –uno de los más destacados escritores de su país, además de guionista de muchas telenovelas, columnista del diario El Nacional y autor de la novela El corazón también es un descuido– no es ingenua.
En Patria o muerte son muchos los rasgos estilísticos que vuelve a practicar: estructuras cinematográficas en las que una trama principal es acompañada por otras menores, como una especie de mosaico compacto con estructuras jerárquicas.
En este caso, el oncólogo Miguel Sanabria (un opositor capaz de discutir con altura e incapaz de alegrarse con la enfermedad de nadie) recibe un encargo extraño de parte de su sobrino: conservar una caja en cuyo interior hay un celular que almacena dos videos secretos del presidente en plena enfermedad. Mientras, su esposa espera la noticia del deceso para descorchar el champagne y su hermano defiende de manera incontestable los logros del chavismo; el gobierno potencia rezos y reticencias y algunos medios publican malintencionadas fotos apócrifas de Chávez entubado, un periodista sin trabajo se pone a escribir una biografía no autorizada del presidente, una joven investigadora estadounidense llega a Caracas para completar un paper sobre el carisma ("El carisma aparece sólo en interacción con quienes carecen de él") y dos menores intentan escapar de sus respectivos infiernos chateando bajo los nombres de Vampiro y Mariposa, ajenos a esa polarización entre chavistas y escuálidos de la que nadie parece quedar exento.
También en su novela Rating, donde se contaba con estructura de culebrón el proyecto de montar un reality show con indigentes, Tyszka se hacía un banquete con la intersección entre televisión y la vida misma, algo que exacerba en esta nueva entrega mediante la duplicación que propone cada uno de los bandos políticos.
Pero la relación más importante entre Patria y muerte y la obra anterior de Tyszka, La enfermedad, tiene que ver con la confirmación de un itinerario que va del Premio Herralde 2006 al Premio Tusquets 2015, y de la enfermedad terminal que narraba en su anterior novela al común desenlace de la muerte ("esa palabra que se queda pegada en los dedos, se enreda, molesta y una vez que se toca es muy difícil desafanarse de ella").
Dicho de otra forma, mientras La enfermedad ampliaba hasta lo indecible los tremendos bretes de un hijo para contarle a su padre que tenía cáncer y esa enfermedad tomaba por asalto cualquier forma de presente, Patria o muerte funciona como una máquina demoledora del sentido común que viene a decir –literariamente hablando y en brutal retrospectiva– dos cosas: en el final ningún hombre deja de tener miedo y no hay grieta que no pueda cerrar la muerte.
PATRIA O MUERTE
Por Alberto Barrera Tyszka
Tusquets
246 páginas
$ 289