Memorias del quirófano de un gran cirujano
Quizás el secreto sea que, mucho antes de presentarse a sí mismo como un héroe implacable, Henry Marsh elige exponer a la luz ante los lectores sus flaquezas y, aún más, sus fracasos. Pero, además, esos tropiezos no suceden en un ámbito cualquiera: el autor de Confesiones es neurocirujano, goza de un enorme prestigio y devela, por momentos con inusitada franqueza, las dificultades que afrontó en el quirófano durante más de tres décadas. Marsh cuenta en detalle una sucesión de casos clínicos, un poco a la manera de Oliver Sacks. Su manera de narrar los hechos es parecidamente afable, aunque algo más enfática, y también delata una visión humanista de la profesión. Marsh estudió ciencias políticas, filosofía y economía en Oxford antes de aventurarse a la medicina, y eso se nota en la hondura de su mirada, que le permite ver más allá de los límites del consultorio o la sala de operaciones. Previamente había dado a conocer Ante todo no hagas daño. En ese título se cifra un interrogante moral que les confiere a todas sus memorias un espesor poco habitual y un tono felizmente desafiante.ß