Milagro Sala: la corrupción disfrazada de política
No debe perderse de vista que el patoterismo y la violencia feudal ejercidos por la dirigente jujeña son parte esencial de los graves hechos que se le imputan
La estrategia de intentar politizar escandalosas causas de corrupción para disfrazarlas de persecución es la que se ha pretendido aplicar a las numerosas y graves investigaciones que lleva a cabo la Justicia en Jujuy y que tienen por objeto a Milagro Sala , líder del movimiento Tupac Amaru .
A los escándalos en el manejo de fondos estatales que se le imputan hay que sumarles la violencia y el patoterismo que caracterizaron su acción y la de su grupo y que los llevaron a conformar un ilegal gobierno paralelo en la provincia, con llegada directa al kirchnerismo, que entonces gobernaba el país. Por ejemplo, se la investiga, entre otros hechos, por la utilización fraudulenta de fondos públicos destinados a construir viviendas sociales, los que fueron empleados para presionar a sus posibles beneficiarios y exigirles contraprestaciones en sus actividades políticas.
Testimonios como los brindados por Carmen Fernández, Soledad Mendoza y el ex secretario gremial de los docentes de Jujuy Víctor Mendoza refieren la perversa mecánica de extorsión y hostigamiento. Recientemente, y ante el traslado de Sala para cumplir prisión domiciliaria, un ciudadano jujeño, impotente ante el beneficio que se le otorgó, la caracterizaba en los siguientes términos: "Es una mujer violenta que entraba a las patadas en los despachos de legisladores. Se salteaba al gobernador Fellner, que le tenía miedo, pero que se alió con ella y por eso los peronistas le votaron en contra. Si la gente no va a las movilizaciones, le quitan los planes, le quitan la casa".
Ese plano de violencia de cuño feudal facilitó los hechos por los cuales se la está juzgando, pero es un daño que muy pocas veces se llega a comprender cabalmente en otros distritos cuando se analiza el tema de Sala, y mucho menos parecen dispuestos a comprenderlo los organismos internacionales, muchos de ellos ideologizados y partidizados, que tanto se han interesado por su situación y cuestionado que cumpliera prisión en el penal de Alto Comedero.
A Sala, que también es diputada del Parlasur, se la detuvo en enero del año pasado y afronta causas penales por una larga serie de delitos, entre ellos defraudación al Estado, extorsión, enriquecimiento ilícito y amenazas en grado de tentativa.
Inicialmente, fue detenida por un acampe que su agrupación realizaba frente a la gobernación de Jujuy, y luego se dispuso su prisión preventiva en una causa en la que está procesada por el desvío de fondos nacionales destinados a la construcción de viviendas sociales. Afronta un nuevo juicio oral por amenazas a efectivos de una comisaría ("voy a poner una bomba y los voy a hacer volar a todos", aseguran que profirió) y carga con una condena por el delito de daño agravado en calidad de instigadora por un escrache, en 2009, contra el actual gobernador jujeño, Gerardo Morales, cuando era senador. Esta condena, que fue confirmada por la Cámara de Casación, es de tres años de prisión en suspenso, pero puede convertirse en prisión efectiva si en el futuro se acumula con otras.
Es la justicia jujeña la que interviene y decidirá el futuro procesal de Sala, aunque ella intente revertir la situación y, victimizándose, afirme que "los que están cometiendo delitos son ellos", refiriéndose a los gobiernos provincial y nacional. "Como rival político, ellos me tienen mucho miedo", interpreta quien considera la política como maquillaje, como blanqueo. Quienes se enriquecieron gracias a la política recurren a ella para ocultar que la usufructúan como medio para prosperar a costa de los fondos públicos.
Como ya afirmamos en estas columnas, alrededor de 1200 millones de pesos recibió Sala del gobierno nacional para aplicarlos a la construcción de viviendas sociales. Pero está probado que parte de esos fondos se desviaba y retiraba por las ventanillas de la sucursal jujeña del Banco Nación. Las maniobras contaron con la complicidad de cooperativas vinculadas con la Tupac Amaru que, intimidadas por Sala, le entregaban parte del dinero que les correspondía para que ella lo redistribuyera sin control alguno.
No es la política sino la Justicia la que debe seguir sacando a la luz la verdad sobre Sala, y debe hacerlo con independencia, objetividad y celeridad. Se trata de un compromiso con la verdad que también impedirá que los jujeños vuelvan a padecer el patoterismo que ejercen quienes se saben impunes.