Milei, el presidente que vuela de un impacto a otro
Javier Milei apela una vez más a uno de sus formatos de comunicación preferidos, que le aseguran fuerte nivel de viralización en sus redes sociales y repercusión internacional: un nuevo viaje (el undécimo desde que comenzó su gobierno; el quinto a los Estados Unidos) más privado que público (ya que no toma contacto con representantes del Estado norteamericano).
Nadie puede asegurar que sus frecuentes encuentros con multimillonarios, gigantes del mundo virtual, cumbres de ultraderecha, altos representantes de diversas comunidades judías y entidades que lo condecoran no deparen en algún momento un par de negocios gordos para la Argentina. Pero hasta ahora la manera anárquica en que se enhebran sus curiosos periplos apuntan más a afirmarlo como celebridad de la web y de los medios de comunicación que como un presidente que despliega una agenda diplomática bien planificada en procura de inversiones concretas. ¿Es una apuesta a futuro para que cuando culmine su mandato y vuelva a su rol de conferencista sus presentaciones coticen mucho más caras? (Algo de eso insinuó en su reciente discurso en la Bolsa de Comercio, y no era la primera vez que realizaba ese tipo de sugerencia). Tampoco nadie apostaba a que el sinuoso y arrevesado camino que emprendió durante la campaña electoral, objeto de burlas y pronósticos escépticos, lo depositaría en la Casa Rosada. Pero así fue. Así que más vale mirar con menos prejuicios los extraños movimientos que suele emprender el Presidente para lograr sus ambiciosos objetivos.
Viene de la semana en la que más acciones, cargadas de fuertes connotaciones simbólicas, desplegó en el mundo analógico desde que asumió la presidencia, aunque reservó para su ámbito preferido –el virtual– la revelación más inesperada. Por la red social X anunció que tenía veinte minutos para dialogar con los internautas que así lo desearan, entre la finalización del tedeum en la Catedral y el comienzo del desfile militar por el 9 de Julio. En ese lapso deslizó que levantaría el cepo cuando se diera la “convergencia de la inflación con la devaluación en un entorno cercano a cero mensual”. El viernes se conoció la inflación de junio: 4,6%, cuatro décimas más que el mes anterior (aunque alimentos y bebidas bajaron al 3%) y el dólar tocó un nuevo récord: $1500.
La intensa participación en redes de Milei, sus viajes cada vez más frecuentes y las entrevistas exclusivas al microscópico staff de periodistas en los que confía son su base de comunicación más sólida y en la que se mueve con mayor comodidad.
Aunque prefiere resguardar su máxima intensidad para el ámbito virtual, el primer mandatario salió airoso en su incursión por el mundo presencial de estos días.
Miles de personas se volcaron sobre la Avenida del Libertador para ver en vivo el desfile militar, aplaudir a las tropas que lo protagonizaban y hasta cantar la Marcha de San Lorenzo, tras la larga veda impuesta por el kirchnerismo a ese tipo de tradiciones populares. Desde C5N Diego Brancatelli cayó bajísimo al asociar esa fiesta callejera con lo peor de la dictadura militar. Milei se jactó de que la imagen de él y la vicepresidenta Victoria Villarruel montados en un tanque del Ejército ganara una portada tan estratégica del periodismo económico norteamericano como la de The Wall Street Journal. Todo suma.
“No vinimos aquí a construir relato”, había dicho no bien comenzaba la madrugada de la fecha patria, con el fondo de la Casa Histórica de Tucumán durante su convocatoria a la firma del Pacto de Mayo.
Aunque lo niegue, Milei construye relatos atípicos sin preocuparse de si se contradicen entre sí: el día de su asunción al poder dejó dentro del recinto a los legisladores y él pronunció su discurso afuera, en las escalinatas del Congreso. Esta vez se metió él dentro del solar de la Independencia para firmar junto a los gobernadores y su hermana el demorado acuerdo, mientras los invitados quedaban afuera ateridos de frío fisgoneando la ceremonia por las pantallas dispuestas sobre el frente de la edificación.
Era la segunda vez que apelaba a la nocturnidad para llamar la atención. La primera había sido el 1° de marzo, cuando abrió el período ordinario de sesiones a la hora en que los argentinos suelen cenar. Esta vez fue más allá: su discurso terminó a la una de la madrugada, cuando ya el sueño vencía a la mayoría y los más jóvenes aprovechaban el feriado para ir a boliches y bares. Milei es audaz a la hora de innovar formatos. Mal no le va.
Con todo, la puesta en escena en Tucumán no fue algo tan original: 77 años atrás, en esa misma locación, el entonces presidente Juan Domingo Perón había proclamado la “independencia económica”. También se pareció mucho a lo que hizo Esteban Bullrich el 1° de mayo del año pasado frente a la Casa del Acuerdo en San Nicolás de los Arroyos, para presentar el Acuerdo para la Concordia, que sintetizó en doce puntos. El exsenador, a pesar de las grandes limitaciones que le impone padecer ELA, estuvo en la primera fila de la convocatoria presidencial.
Santiago Oría, el documentalista personal de Milei, subió la imagen retocada del Presidente cuando suscribe el documento de mayo/julio iluminado por un haz de luz que parece enviado por “las fuerzas del cielo”. Es “el presidente más épico de la historia”, subraya Oría. Propiamente una estampita. Más relato, imposible.