Cacho Castaña no vio venir la revolución del género
Las métricas de los portales digitales registraron un pequeño sismo ayer a media mañana. Los indicadores se movieron hacia arriba y rompieron la curva habitual de consumo. "Murió Cacho Castaña". El final había sido anunciado varias veces, luego de cada internación. Ayer ocurrió lo que tantas veces se había temido.
Castaña fue muchas cosas a lo largo de una larga carrera de cantante y autor, todas ellas muy bien descriptas en la necrológica que Mauro Apicella escribió para esta edición. Pero, además, fue victimario y víctima a la vez de un cambio de época. En poco tiempo, cinco a lo sumo seis años, el personaje divertido que construyó chocó de frente contra un cambio de paradigma. Cacho, un escritor de letras que captaron el humor porteño durante décadas, no vio venir la revolución del género.
Se acostumbró a mover el rating en los canales de aire contando sus aventuras amorosas y de pronto empezó a tropezar con condenas inapelables en las redes sociales. Llegó a tener que suspender alguna actuación luego de decir que algunas mujeres gozaban siendo violadas. Durante años le habían celebrado tales ocurrencias. El mundo había cambiado y él no. Una lástima.