Manía atómica
Paquistán dice que la crisis de Cachemira podría llevar a una guerra nuclear entre ese país y la India, y que esto tendría consecuencias mundiales. Sí, claro. No es todo el problema, porque cualquier guerra origina padecimientos indecibles, pero es una secuela inevitable de cualquier enfrentamiento atómico. Mientras las armas convencionales causan destrucción local, las nucleares además liberan radiación.
Un diario estadounidense asegura que Donald Trump propuso emplear armas termonucleares para frenar los huracanes cuando cruzan el Atlántico. Los huracanes causan mucho daño, pero, que se sepa, no son radiactivos. Así que esperemos que la revelación sea ficticia.
Elon Musk, fundador de Tesla y SpaceX, ha vuelto a insistir con detonar bombas atómicas en los polos de Marte. En su opinión (los expertos dicen que no va a funcionar así), este procedimiento liberaría dióxido de carbono e iniciaría la terraformación del planeta rojo. De la radiactividad no hizo mención alguna. Y no suena como una gran idea terraformar un planeta al tiempo que lo volvemos inhabitable.
En todo caso, no sé qué pensarán ustedes, me parece que hay demasiadas armas nucleares en el discurso público. Otra vez.