Independencia
La historia da lecciones que a veces se aprenden y otras, no. Tal sería el caso de Tucumán, una tierra repleta de paradojas que vuelven empeoradas en el tiempo. En la provincia en la que se declaró la Independencia, el mandamás de esos lares, durante la dictadura, era el general Antonio Bussi. Precisamente, tras reemplazar a Acdel Vilas, lideró militarmente el mortífero Operativo Independencia, que comenzó el exterminio de la guerrilla.
Cuando visitó esa provincia el presidente de facto Jorge Videla, a mediados de 1977, Bussi no tuvo mejor idea que "embellecer" el llamado "Jardín de la República" y barrió a los linyeras que pululaban por allí. Metió a 24 menesterosos en un camión y los dejó librados a la buena de Dios en la vecina Catamarca. Bussi declaraba así su pequeña y abominable independencia de lo que consideraba "feo".
Cuarenta y tres años después, Catamarca vuelve a ser basurero humano de Tucumán, pero en versión más horrorosa. Después de matarlo por la espalda, la policía de esa provincia buscó independizarse del cadáver de Luis Espinoza y lo arrojó a 150 metros de profundidad desde un acantilado catamarqueño. Nadie protestó ni lo lloró como a Santiago Maldonado.