Cenicienta
MADRID, ESPAÑA.- No es de cristal. Pero bien podría haberlo perdido una Cenicienta en su huida antes de la hora señalada para que se terminara el hechizo. Si así fuera, solo resta aguardar a que un príncipe lo encuentre para salir en busca de esa joven que lo subyugó hasta el punto de hacérselo probar a todas las mujeres del reino. Mientras, el zapato aguarda solo y aislado a que lo rescaten del abandono al que ha sido condenado sin su par. Sin embargo, como todo cuento de hadas, este también se desmorona cuando irrumpe la realidad. Porque este zapato acaba de ser puesto en cuarentena después de que una clienta se lo probó en una tienda de Madrid. Y por esa razón va a estar condenado al encierro, sin poder cumplir con su función de desplazamiento para la cual ha sido creado, a la espera de que, pasado el tiempo correspondiente, la próxima mujer que se lo pruebe esté dispuesta a llevárselo y finalmente, a liberarlo.