De la distancia al zoom anatómico
Micrófonos en modo mudo. Imágenes o sonidos inapropiados. Intrusos (cameos familiares inesperados) e indiscreciones (desnudos involuntarios, infidelidades)... La humanidad improbablemente olvidará estos meses de aislamiento simultáneo, masivo y obligatorio y, entre sus hitos, estará la meteórica velocidad de adopción de la aplicación Zoom y sus bloopers. La empresa creada en 2011 se convirtió en el genérico de las videoconversaciones a distancia.
El origen de su CEO ?el chino Eric Yuen?, su creación hace apenas 9 años en Silicon Valley, sus centros de datos radicados en China y su cotización en Wall Street (en Nasdaq, ZM creció 150% durante 2020) inquietan a sus competidores (Facebook y Google) y al resto del mundo de los negocios tecnológicos. Tanto o más de lo que preocupa a sus millones de usuarios cómo verse mejor. Generó debates acerca de las destrezas cognitivas y la seguridad informática, pero su omnipresencia para tomar el lugar de encuentros cara a cara también nos legó neologismos: ¡zoompleaños!