Desde el basural
HANOI, VIETNAM.- En una inolvidable escena de la película Blade Runner, la replicante Pris se pintaba los ojos con aerosol oscuro, y en ese instante -rostro cubierto por polvos blancos, peluca rubia, mirada feroz tras la sombra de la pintura- era la más hermosa, letal e inquietante de las muñecas. En esta foto de las afueras de Hanoi, desechadas en lo que parece un improvisado basural, unas cuantas maniquíes desmembradas asoman entre el barro sus ojos invariablemente abiertos, los labios delineados, la precisa simetría de cada uno de sus rasgos. Arrojadas entre desperdicios, tienen algo de la atrapante máscara de la androide Pris, pero nada de su mítica amenaza. No les disputarán espacio ni a sus creadores ni a quienes se desloman en los cultivos que se extienden hasta el horizonte. Vulnerables y mudas, su única amenaza es ofrecerse en espejo.